Investigaciones y datos clínicos indican que una mayor velocidad al andar podría asociarse con un menor deterioro cognitivo
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Caminar a un ritmo rápido podría ser mucho más que un buen hábito físico. De acuerdo con estudios recientes citados por ‘BBC Future’, mantener una velocidad de marcha elevada se asocia con un menor deterioro cognitivo, mejor salud emocional y un envejecimiento más lento del cerebro y el cuerpo.
Expertos de la Universidad de Harvard, la Universidad de Duke y otros centros médicos señalan que este simple indicador puede ofrecer información clave sobre la salud mental y física a lo largo de la vida.
Un reflejo del estado del cerebro y la mente
La velocidad al caminar ha sido identificada como un predictor del envejecimiento cognitivo. Según ‘BBC Future’, las personas que caminan más despacio suelen presentar cerebros más pequeños, un adelgazamiento de la corteza cerebral, zona clave para el pensamiento y la memoria, y mayores niveles de sustancia blanca, cambios que están asociados con un envejecimiento cerebral más acelerado.
Line Rasmussen, investigadora en psicología y neurociencia en la Universidad de Duke, explicó que caminar rápido requiere la coordinación de múltiples sistemas corporales. “Caminar depende de muchos sistemas trabajando juntos. Una marcha más lenta puede reflejar el deterioro general de esas funciones”, dijo Rasmussen al medio británico.
Impacto emocional y funcional de caminar más rápido
Además de sus efectos sobre el cerebro, caminar rápido también puede mejorar el bienestar emocional. Según ‘WebMD’, esta actividad estimula la circulación sanguínea hacia el cerebro, lo cual tiene un efecto calmante sobre el sistema de respuesta al estrés (eje HPA) y puede ayudar a reducir síntomas de ansiedad y depresión.
La práctica regular de caminatas a paso ligero también se relaciona con una mejor calidad del sueño, mayor energía y resistencia, disminución de la fatiga y mejor humor, lo que repercute directamente en la salud mental y emocional de los individuos.
Resultados clínicos y recomendaciones
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Pittsburgh, que analizó a más de 34.000 adultos mayores, encontró que quienes caminaban más rápido tenían una probabilidad significativamente mayor de vivir más tiempo.
Otro análisis, el Estudio Dunedin en Nueva Zelanda, demostró que adultos de 45 años que caminaban lentamente presentaban señales de envejecimiento prematuro tanto físico como cognitivo.
Christina Dieli-Conwright, profesora de medicina en Harvard, destacó que una disminución en la velocidad de marcha puede indicar afecciones subyacentes como enfermedades crónicas, sedentarismo y pérdida de masa muscular, factores que también inciden en el estado emocional.
Caminar como estrategia preventiva integral
Los expertos coinciden en que incorporar caminatas rápidas en la rutina diaria puede ser una estrategia efectiva para mantener la salud mental. ‘WebMD’ recomienda caminar entre 30 y 45 minutos diarios, o distribuir esta actividad en intervalos de 10 minutos, tres veces por semana. También sugiere hacerlo en compañía para fortalecer vínculos sociales y potenciar los beneficios emocionales.
Caminar rápido no solo ayuda a mantener un cuerpo activo, sino que también puede reflejar y fomentar una mente saludable.
La evidencia científica actual sugiere que esta práctica accesible, gratuita y sin necesidad de equipamiento especializado, podría ser clave para envejecer con mayor autonomía, bienestar emocional y mejor funcionamiento cerebral.

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