Javier Milei, en Israel: le puso fecha a la mudanza de la embajada argentina de Tel Aviv a Jerusalén

JERUSALÉN.- Javier Milei se convirtió este jueves en el primer mandatario argentino que habló ante la Knesset, el Parlamento unicameral israelí, en una sesión especial en su honor en la que ratificó, una vez más, su alineamiento absoluto con el Estado judío en el momento más complejo de su historia y confirmó que en 2026 “haremos efectiva la mudanza de la embajada argentina” desde Tel Aviv hasta Jerusalén.

“Siento un profundo amor al haber regresado a Israel y me siento honrado en ser el primer presidente argentino en hablar ante la Knesset y ahondar el vínculo entre las dos naciones”, dijo Milei, con voz algo tomada, al principio, en un discurso de media hora en el que mencionó a Borges, las “fuerzas del cielo”, sus logros económicos y nuevamente condenó “la más abyecta barbarie del 7-10”, el creciente antisemitismo que crece en el mundo, que definió “un cáncer”, y volvió a reclamar la inmediata liberación de los rehenes argentinos aún cautivos en Gaza.

Condenó el terrorismo, denunció la ideología “woke” y a un mundo occidental que ha perdido sus valores y “deambula hacia un suicidio colectivo”, criticó a la activista Greta Thumberg que fue expulsada por Israel tras intentar llevar ayuda humanitaria a la franja de Gaza en un barco; y llamó a impulsar “una alianza de naciones libres”. Criticó a las administraciones argentinas anteriores por el Memorándum con Irán, sin mencionarlo, y a la comunidad internacional que en este momento le da la espalda a Israel y “que se deja engañar por la propaganda y confunde víctima con victimario”. Destacó, como siempre, sus éxitos económicos -la baja de la inflación, el superávit financiero, la baja de la pobreza del 57 al 35%, sus más de 2500 reformas estructurales y “la motosierra profunda”. Y, una vez más, atacó a los medios “porque no les gusta informar noticias de este tipo”, acusó.

En la sesión, en la que fue aplaudido varias veces y ovacionado de pie -algo inédito-, participó también el primer ministro, Benjamín Netanyahu que, con la voz ronca, contó antes, causando risas, que no sabía si lo había contagiado ayer Milei cuando se vieron, ya que ambos se habían despertado este miércoles con dolor de garganta. “No sé si él me contagió o yo a él”, bromeó. “Nos infectamos mutuamente por nuestra amistad, nuestro amor a Israel y por nuestro amor al libre mercado”, aseguró, al reiterarle todo su agradecimiento por su incondicional apoyo y al destacar el vínculo bilateral entre dos pueblos muy parecidos, igual de “pasionales”.

Minutos antes de las 19 locales Milei fue recibido con todos los honores -alfombra roja, bandas, piquete de honor- por el presidente del Parlamento, Amir Ohana, que, en un discurso, exaltó su figura. No sólo mencionó que el mandatario argentino se había vuelto un “fenómeno barrial” y un “fenómeno mundial”, como suelen clamar los militantes libertarios argentinos, sino que lo comparó a Moisés y a su legado.

“¡Viva Israel, viva Argentina, viva la libertad carajo!”, cerró, entre aplausos, Ohana, que tenía sentado a su izquierda el presidente, Isaac Herzog. También participó en la sesión Yair Lapid, líder de la oposición, que bromeó que aunque nunca están de acuerdo, el apoyo de Milei a Israel “nos emociona a todos”, según destacó hablando español. Al chicanear a Netanyahu, por otro lado, aseguró que “había que aprender de Milei a manejar una economía de derecha de verdad”.

La impresionante recepción que tuvo Milei era esperable. Después de 20 meses de guerra en Gaza -represalia del brutal ataque del 7-10 perpetrado por el grupo terrorista Hamas-, por la que ha Israel ha sido acusado de crímenes de guerra y condenado internacionalmente por la dramática situación humanitaria de miles de civiles, su visita fue “como un salvavidas diplomático en medio del creciente aislamiento”, tal como destacó en su portada un artículo del diario Jerusalem Post, de centroderecha.

“En momentos en que las capitales europeas están amenazando con sanciones, boicot de armas y el reconocimiento unilateral de un Estado palestino, Milei está en Jerusalén anunciando nuevos vuelos directos, reiterando su plan de mudar la embajada a la capital y abrazando a Israel con un fervor que va mucho más allá de la diplomacia”, escribió Herb Keinon, en un análisis en el que destacó que el mandatario argentina enseguida después de aterrizar, el lunes pasado por la noche, fue a rezar al Muro de los Lamentos, donde aseguró que su respaldo a Israel surgía del corazón porque creía que era justa su causa y prometió que siempre iba a estar a su lado.

Una visita opacada

Keinon subrayó el enorme contraste de ese gesto de Milei frente a lo que pasó en las últimas dos semanas, “cuando la municipalidad de Barcelona cortó relaciones con Israel y suspendió su acuerdo de amistad con Tel Aviv; el famoso Trinity College de Dublín, Irlanda, también cortó todos sus lazos con Israel, y aumentaron las voces en el seno de la Unión Europea que demandan acciones punitivas”. “En este clima, la visita de Milei no es sólo una muestra de solidaridad, sino que es una declaración política. Y muy rara”, añadió el analista del Jerusalem Post. Este fue uno de los muy pocos medios que, en verdad, le dio relieve a la visita del mandatario argentino, que quedó relegada no por él, sino porque justo coincidió con diversas crisis, al margen de la internacional.

La visita de Milei a la Knesset -donde ya hablaron otros mandatarios latinoamericanos (el último fue el presidente de Paraguay, Santiago Peña, en diciembre pasado)-, de hecho, se dio, en un momento al rojo vivo en cuanto a política interna. Justo este miércoles, en efecto, comenzó en la Knesset el proceso preliminar que podría culminar con el derribo de la coalición de ultraderecha de “Bibi” Netanyahu. En efecto, si bien en principio estaba previsto que también en la Knesset tuviera lugar la ceremonia de entrega del Premio Génesis, el denominado “Nobel Judío”, por el debate en curso -suspendido por la sesión especial-, fue postergado hasta mañana. La ceremonia del premio Génesis se hará en el Museo de la Tolerancia a las 13.

El gran tema en debate y que podría hacer estallar el gobierno de Netanyahu es que los partidos ultraortodoxos que componen su alianza amenazan con retirarse si prospera un proyecto de ley que le pondría punto final a la exención del servicio militar a los cerca de 86.000 religiosos ultraortodoxos de entre 18 y 26 años. El tema del reclutamiento de los ultraortodoxos -eximidos de hacer el servicio militar desde la creación del Estado de Israel, en 1948, cuando eran muy poco, no como ahora-, siempre fue un tema divisivo. Pero ahora se volvió más candente que nunca porque está relacionado con el alarmante déficit, de al menos 15.000 soldados, que tiene el ejército israelí, empantanado en Gaza desde hace 20 meses.

Más allá de debate y los interrogantes acerca de una posible caída del gobierno de Netanyahu, en las radios y televisiones se hablaba de un posible pero difícil eventual avance en el tema de los rehenes; de los misiles lanzados a diario desde Yemen, de la acción israelí en puertos de este país aliado de Irán; y de la controversia entre Netanyahu y Donald Trump tanto sobre Irán, como sobre Gaza. Por todo este combo, aunque seguramente sin precedente, quedó mediáticamente relegada la visita de Milei.

Por Elisabetta Piqué

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