Florencia Peña y Juan Ingaramo cuentan cómo será Pretty Woman, antes de su gran estreno en la calle Corrientes
Los actores conversaron con LA NACION sobre el musical, basado en la famosa película protagonizada por Julia Roberts y Richard Gere, que llevarán al Teatro Astral
17 minutos de lectura'

El Teatro Astral es un hervidero de gente, pero no se trata de artistas ni espectadores. La histórica sala emplazada en el corazón escénico de la calle Corrientes se encuentra poblada por los técnicos y realizadores de escenografía que le están dando forma a la puesta del musical Pretty Woman, que se estrenará, luego de algunas postergaciones, el próximo 28 de mayo bajo la dirección de Ricky Pashkus y con el atractivo protagónico de Florencia Peña, referente del género, y Juan Ingaramo, el exitoso cantante oriundo de Córdoba que, por primera vez, jugará en las grandes ligas del musical teatral.
“Tenemos ganas de estrenar ya mismo”, dicen a dúo, instalados en el cómodo camarín de la actriz, aún desprovisto de su mobiliario definitivo. “El perchero habría que moverlo y sobre esa pared colocar un sillón”, programa Peña, como quien va redefiniendo los espacios de su nueva casa. Un lugar que la cobijará, seguramente, durante unos cuantos meses.
No es día de ensayo, sin embargo, los actores se producen especialmente para la sesión fotográfica con LA NACION como lo exigen sus personajes, esos que inmortalizaron en el cine Julia Roberts y Richard Gere para retratar la historia de una prostituta y el hombre de negocios que la “contrata” como acompañante durante las jornadas en las que debe cumplir con una misión empresarial. La unión, finalmente, deviene en un vínculo real, a pesar de los universos opuestos en los que se mueven. Ella, un poco grosera y con calle. Él, un galán de modos elegantes y sagacidad comercial.
“Soy gestora de este proyecto. Venía pensando qué hacer luego de Mamma Mia!, viajé a Madrid, vi varios espectáculos, entre ellos esta obra, pero se trataba de una versión que no estaba bien hecha. Sin embargo, como sé ver teatro, me pareció que era interesante, que tenía todo; siempre la pensé como una historia de amor muy hermosa”, cuenta Florencia Peña en torno a esta pieza que cuenta con libro de Garry Marshall y J. F. Lawton, y música y letra de Bryan Adams y Jim Vallance. A su vez, la dirección y coreografía rubricadas por Jerry Mitchell le dieron forma a la exitosa producción original de Broadway.
“La película es icónica. Lanzó a la fama a Julia Roberts y Richard Gere, eso está instalado y la música de Bryan Adams le da un color muy rockero a lo teatral; eso me gusta”, argumenta la actriz.
-¿Cómo surge la posibilidad de que Juan Ingaramo sea el coprotagonista del proyecto?
Florencia Peña: -Pensar en nuestro Richard Gere fue difícil; teníamos que sorprender.
Juan Ingaramo: -¿Quiénes pasaron antes que yo?
Ambos se ríen y la actriz, una dama, no da mayores precisiones al respecto. “Es difícil encontrar a un actor con mucho nombre y que cante, ya que es una partitura recontra difícil. Pero, de pronto, comenzó a sonar el nombre de Juan, ya que muchos lo siguen y escuchan. Lo primero que apareció en mí fue el tema de la diferencia de edad, ya que él es más joven que yo, así que tuve que sacarme el chip y pensar que la historia también podría ser contada con la posibilidad que un pibe más chico se enamore de alguien más grande”.
-Mucho por deconstruir aún.
Peña: -Cuando me preguntan “¿cómo hacés con la edad?”, lo primero que respondo es “no hago nada, es la que tengo y la historia la contamos así”.
-¿Aparecieron los prejuicios en torno a la diferencia etaria? ¿Se los manifestaron?
Peña: -Me sucedió miles de veces. ¿A vos no te sucedió?
Ingaramo: -Sí, pero yo les respondo que, si la situación fuese al revés, nadie me diría nada.
Peña: -Hay tanto por repensar. Para restarle importancia y ponerle humor, cuando me preguntan por el tema digo que le hago un homenaje a la Julia Roberts de hoy.
Otra vez estallan en una risa compartida que contagia a todo el equipo. Mientras tanto, el maquillador va terminando su exhaustivo trabajo, que le permite a ella ser Vivan Ward y a él transformarse en Edward Lewis. “La gente nunca verá algo inorgánico, que no cierra. De todos modos, no nos vamos a hacer cargo del espectador prejuicioso”, se planta la estrella del espectáculo.
Peripecias del destino, Mariano Otero, músico y exmarido de la actriz y padre de sus hijos Juan y Tomás, trabaja con Juan Ingaramo en las producciones musicales del cantante. Cuando Peña lo consultó sobre las virtudes del intérprete, su respuesta fue definitoria: “Ni lo dudes”. “El Negro es lo más. Fue una gran sorpresa su presencia; viene de otro palo, no es actor de musicales, tiene otro sonido, otra impronta que a mí me encanta. Posee una naturalidad a la hora de encarar a su personaje que me atrae y sé que eso sucederá también con los espectadores”, se envalentona la cabeza de compañía.
Experiencia
Florencia Peña es un actriz “todoterreno”, protagonista de éxitos televisivos como la sitcom Casados con hijos (Telefe) y una fiel representante del género del musical teatral. Además de su reciente protagónico en Mamma Mía!, la intérprete dio a luz las versiones nacionales de Sweet Charity y Cabaret, entre otros títulos.
Juan Ingaramo, nacido en Córdoba en 1987, tiene una destacada carrera como cantante y multiinstrumentista, nominado al codiciado premio Grammy Latino. Su impronta musical, de neto corte popular, está influenciada por su familia, ya que su padre, su tío y su abuelo también desarrollaron la vocación artística en torno a la música. Su pareja, desde hace una década, es la actriz Violeta Urtizberea; fruto de este vínculo nació Lila, su única hija.
Rápidamente, Ingaramo deja al descubierto su tonada inconfundible, esa que viene de su crianza entre el urbano barrio San Vicente, de Córdoba Capital, y de las sierras de su provincia. “El actor que pierde su tonada es porque quiere, o para que no lo llamen para hacer solamente de cordobés”.
Peña imita ese tono querible de la provincia cuartetera. Hay química. Él se muestra sumamente respetuoso ante su compañera de rubro, pero eso no le impide que se diviertan de igual a igual. Pareciera que se conocen de toda la vida. “Matchearon”.
-Juan, ¿cómo te llegó el ofrecimiento?
-En octubre del año pasado me llegó un mensaje de Ricky (Pashkus) pidiéndome charlar para contarme una propuesta. “Con Flor queremos que hagas de Richard Gere en Pretty Woman”, me dijo. Ahí mismo pensé, “¿puedo decir que no a semejante propuesta?”.
Peña: -Atrevete a decir que no.
Ingaramo: -No hubo mucho para pensar, cerraba por todos lados, empezando por estar trabajando con Flor y con Ricky. Es un plan que nunca se me hubiera ocurrido; por ser de otro palo, nunca sentí que pudiera cantar, actuar y bailar. Por otro lado, la calle Corrientes, estar en una marquesina, tiene algo muy atractivo.
-Aceptaste inmediatamente.
Ingaramo: -Por supuesto, solo lo consulté con mi pareja, que también es actriz. Ya me habían ofrecido algunos trabajos como actor, pero ella siempre dudaba, no creía que esos personajes fueran interesantes. En cambio, cuando le conté sobre Pretty Woman, lo primero que me respondió fue: “Está bueno”. Eso me dio una gran confianza.
Peña: -Yo rezaba para que su mujer no le dijera que no. Ella es una actriz hermosa y seguramente vio que él podía sumarse cómodo a este proyecto.
Ingaramo: -Cuando pasaron los primeros ensayos y vi cómo trabajaba Flor, cómo sonaba la música y cómo se movía el ensamble, me dije: “Estoy en el lugar correcto”.
Peña: -Lo importante de nuestros personajes es que haya química, si eso no sucede, no hay historia posible. Desde ya, era una quimera saber si iba a ver química o no, lo íbamos a descubrir andando.
Hoy
El 23 de marzo de 1990, Pretty Woman se estrenó en Estados Unidos. Julia Roberts obtuvo una nominación al premio Oscar por su papel. En la Argentina, como en cada mercado en que se estrenó, Mujer bonita, fue un suceso de taquilla. Corrió agua debajo del puente. Los parámetros sociales se modificaron y, aunque no transcurrieron tantas décadas, el rol de la mujer es otro.
A priori podría resonar caduco el ideario de la propuesta y hasta contradictorio en torno a éticas y derechos adquiridos. Cómo dialoga el material en la sociedad actual es todo un desafío.
Florencia Peña, una mujer que desde adolescente se mostró emancipada y defensora de las libertades y derechos individuales, encuentra que el material no se choca de bruces con estas cuestiones: “Hace poco, leí una nota donde Julia Roberts decía que ‘hoy no se podría hacer Pretty Woman porque se romantizó la prostitución’. En realidad, no es una película que habla de la prostitución, aunque la protagonista cumpla ese rol”.
-¿Cómo dialoga la historia en la dinámica social y cultural actual?
Peña: -Lo interesante y moderno de la obra, a la que considero bastante feminista, es que los personajes cantamos lo que pensamos y sentimos, algo que no está presente en la película, donde no sabés qué le sucede a ella como prostituta ni que siente en torno a eso. Vivian, mi personaje, cuando canta confiesa que no es feliz, que no está contenta, que su vida no es la que quiere y que desea ir en busca de sus sueños, repensarse. Eso es lo que hace atractiva a la obra. A diferencia de la película, el musical no romantiza estos temas, los aborda en el hoy. Vivian dice: “Esto es una mierd…, la paso como el ort…”. Cuando lo conoce a él, la obra no te dice que, de pronto, son felices, sino que Edward, el personaje de Juan, le muestra que hay otra forma de vivir, que no tiene que ver con el dinero, sino con atreverse a ser quién se quiere ser. Ese es el acierto de la obra, por eso la elegí.
-¿Sos consciente de que el cuestionamiento a la temática puede surgir?
Peña: -Sí, pero, de arranque, en mi primera canción, mi personaje confiesa que no es feliz transitando la vida que le toca. Ella comienza un nuevo camino conociéndolo a él, pero también es a la inversa. Creo que todos, o casi todos, entendimos ya que, en cualquier variable, podés encontrar el amor. Incluso, se podría contar la historia a través de dos mujeres o de dos hombres.
Los mármoles del foyer del histórico Teatro Astral se encuentran tapados por bastidores de madera y trastos. En el escenario, bajo la consabida “luz de ensayo”, una decena de personas martilla, encaja, pinta y sube y baja tramos de escenografías. Sin dudas, se tratará de una de las puestas más ambiciosas de la temporada.
-Florencia, ¿qué implica el complejo género del musical en tu construcción como actriz?
Peña: -A través del género me reencuentro con mi niña. Cuando, a mis siete años, decidí dedicarme a esto, fue porque me enteré de que pedían chicas que cantaran y bailaran para un programa de televisión. Cuando se lo comenté a mi mamá, me dijo que no me elegirían, porque seguramente no sería una convocatoria seria y todo se basaría en acomodos. Sin embargo, insistí mucho y me presenté. Tenía un número de orden por encima del ochocientos.
-¿Te acompañó tu madre?
Peña: -Sí, pero era tanta la espera que la fueron reemplazando mis abuelas. Finalmente, quedé; entré al programa Festilindo y fui feliz. Salía de la escuela y lo único que quería era ir a ese lugar a cantar y bailar. Nada me hacía feliz que eso.
-Tuviste repercusión muy rápido, te diferenciaste pronto.
Peña: -En el medio tuve que dejar un montón de cosas, cumpleaños de mis amigas, reuniones familiares, viaje de egresada. Siempre elegí mi vocación y mi deseo por encima de cualquier otra situación.
-Una suerte de Shirley Temple criolla.
Peña: -Esa niña que está intacta dentro mío, con la que conecto mucho, es la que está rebosante esperándome para subir al escenario y cantar y bailar como cuando era chica. Y no puedo explicar lo feliz que soy ahí. Por supuesto, mi vocación se convirtió en un trabajo, no son todos los días iguales, hay una gran responsabilidad, pero en el escenario me siento libre, me devuelve la alegría. En una Argentina difícil, donde una puede tener un mal día, me subo al escenario y vivo. Ayer Juan decía que hoy su mejor plan era venir a ensayar y a mí me sucede lo mismo, lo elijo, me hace feliz. Hice mucho teatro, incluso varios dramas, pero la comedia musical no deja de ser mi lugar en el mundo.
-Juan, ¿cómo componés a tu personaje? ¿Desde qué lugar?
Ingaramo: -Uno ha visto gente como el personaje. Los vemos a diario. Siempre fui curioso y me gusta preguntar, tenía un mapita de este tipo de gente. Además, vi la película muchas veces. Lo que hace Richard Gere es muy chiquito, económico, pero muy expresivo. Eso me sirvió. Y, por supuesto, lo que me marca Ricky Pashkus, Flor y Alfredo Staffolani que está trabajando con nosotros.
La versión local de Pretty Woman contempla el trabajo de más de 70 personas. La puesta de Ricky Pashkus se basa en siete decorados y 27 cambios de escenografías. Además, los actores motorizan 170 cambios de vestuario realizado por 6 diseñadores.
El espectáculo cuenta con 10 cuadros musicales y se interpretan 20 canciones. La versión se estrena luego de dos meses de ensayo y diez de preproducción.
A pesar de todo
Hace días, Peña se vio involucrada en una denuncia de la periodista Viviana Canosa sobre supuestos ilícitos cometidos por figuras famosas. Hasta ahora no trascendieron pruebas en su contra. Sin embargo, fue un escándalo del que debió salir a despegarse. Un poco más atrás en el tiempo, durante la pandemia, tampoco pasó inadvertida su visita a la Quinta presidencial de Olivos, a donde fue para conversar con el entonces presidente, Alberto Fernández, por la acuciante situación que vivía el gremio de los actores ante la falta de trabajo. Después, se deslizó una versión sobre un posible amorío de la estrella con el exmandatario.
-¿Cómo se atraviesa el proceso creativo cuando, desde afuera, aparecen esos baldazos de agua fría?
Peña: -Nada más estimulante e inspirador que nadie esté esperando nada de mí. No sabés lo que significa para mí que haya gente que desee que me suba al escenario y haga una mierd… Eso me genera una gran adrenalina y ganas de salir. Mi mejor y hermosa venganza es el escenario. La hermosa venganza cuando me atacan, me operan y hablan pelotud… sobre mí. El escenario es mi lenguaje.
-A eso se le suma el disfrute del público.
Peña: -El que paga una entrada y viene a verte, ya está dispuesto. En la platea te encontrás con gente dispuesta; lo complicado es el medio. Al medio hay que sacarlo del medio. El medio le hace creer a la gente cosas que no son. En mi caso personal, el medio ha hecho creer que la gente no me quiere. Sería soberbio decir que “la gente me quiere”, no lo tengo que decir yo, pero me siento muy querida.
-Pretty Woman, ¿es exigida a nivel actoral y físico?
Peña: -Es mucho más difícil que todo lo que hice antes, paso por muchos estados. Con Juan estamos en escena casi toda la obra, es un material muy exigido.
Ingaramo: -Yo me voy a tener que acostumbrar a la rutina de la función diaria, es un enorme desafío, pero tengo la ventaja de la novedad. Para mí, todo es un saldo positivo. Estoy alucinado.
Tal es la magnitud de la versión, que será uno de los pocos musicales de la actual cartelera porteña que contará con la ejecución de una orquesta en vivo y un importante número de cambios de vestuario, al punto de que se le construyó a la protagonista un camarín especial en uno de los laterales del escenario para que pueda modificar su atuendo en cuestión de segundos sin tener que desplazarse hasta el subsuelo de la sala donde se encuentra su camarín principal.
“Nunca me cambié tanto de ropa”, sostiene Peña, quien, para la sesión de fotos con LA NACION se enfundó en un vestido super ceñido y rojo furioso. Impacta con su atuendo y sus sandalias de taco fino e interminable que domina con soltura.
Si bien Florencia Peña había visto el musical en una versión en cartel en Madrid, España, meses después compartió con Juan Ingaramo un viaje a Los Ángeles, de alguna manera tras los pasos del famoso film que popularizó la historia de amor.
“Fue muy divertido”, coinciden. Y aún se sorprenden por la reacción de la gente cuando ingresaron al hotel de lujo donde se rodó parte del film. “Entré al foyer vestida como el personaje y me impresionó las reacciones de la gente, eso fue algo que me sirvió mucho para componer, porque es lo que le sucede al personaje ante el contacto con la gente muy pudiente. En ese hotel, la noche vale mil dólares”, cuenta la actriz.
Pensando en cuestiones de dinero, el año pasado, Florencia Peña, mientras protagonizaba Mamma Mía! en el Teatro Coliseo, asumió la conducción del Cantando, el certamen televisivo producido por la compañía de Marcelo Tinelli que se vio por el canal América.
-Florencia, ¿es cierto que aún no te terminaron de pagar tu cachet como conductora de ese espacio televisivo?
Peña: -Es cierto, pero esa es otra nota. Es complicado.
-Pretty Woman podría ser leída como una historia emancipatoria. ¿Qué es la libertad?
Peña: -Es elegir quién se quiere ser y llevarlo a cabo. La libertad es concentrarse en uno. Hoy la palabra libertad está mal usada, cuando te metés en la vida del otro no hay libertad. Cuando no se tiene la posibilidad de elegir, no hay libertad. Si no se tiene para comer, no hay posibilidad de elegir y, por lo tanto, no hay libertad.
-Suelen criticar tu libertad.
Peña: -Me importa poco. Me importaría si, en nombre de mi libertad, estaría dañando a alguien. Si mi libertad me hace feliz e inspira, está bien.
-La aplicás con tus hijos y se te juzga por eso.
Peña: -Es mi mejor faceta. Yo fui criada de una manera muy ortodoxa, tuve que romper muchas barreras para ser quien soy hoy. Fui criada en una monogamia absoluta y con límites muy duros, así que sano mucho siendo mamá.
-Cuando juzgan que tu hijo, menor de edad, se fue de vacaciones solo, ¿qué decís ante eso?
Peña: -Que se ocupen de sus hijos, que los míos están muy bien. Estoy acostumbrada a eso. Como familia hacemos scrum, nos metemos para adentro, somos tribu, no le hacemos nada malo a nadie y nos reímos de nosotros mismos. Tomás, mi hijo más grande es un chef increíble, Juan se va a dedicar al arte y el más chico es un atorrante espectacular lleno de deseos. Hay una gran libertad en todos. Si no hay libertad no hay búsqueda. A los veinte años, hipotequé mi primer departamento para hacer lo que tenía ganas de hacer, porque no me llamaban para hacer eso que quería. Mi mamá me decía que estaba loca.
Mirando hacia adelante, Ingaramo cuenta que “estoy terminando con Mariano Otero mi sexto álbum, pero ahora toda la energía está puesta en el estreno, quiero darlo todo en el teatro”.
Antes de la despedida, la actriz remarca “no se trata de hacer Cenicienta, ni la historia de una chica pobre que se enamora de un hombre rico. El es un tipo al que le cuesta expresarse y no encontró el amor. Ella es una mujer que aún no sabe quién quiere ser ni hacia dónde va, se siente frustrada. Ambos tienen que hacer una metamorfosis para estar juntos. Se corren de un lugar, se abren. Se permiten la posibilidad que uno rescate al otro. Son dos soledades que se encuentran. Es una historia universal”.
Para agendar
Pretty Woman. Funciones: a partir del 28 de mayo, de miércoles a domingos. Sala: Teatro Astral (Av. Corrientes 1639).
Más notas de Florencia Peña
- 1
“Magic Alex”, el excéntrico técnico de televisores que engatusó a The Beatles
- 2
Gran Hermano: por qué no hay gala de eliminación este domingo 1° de junio
- 3
Quién es Meghann Fahy, la actriz que se roba todas las miradas en una de las series más vistas el momento
- 4
Quién es el nuevo novio de Camila Morrone, luego de su relación con Leonardo DiCaprio