Pablo Echarri y China Suárez, entre un operativo de seguridad, una inesperada presencia y una serie que dará que hablar
Los actores acaban de estrenar Camaleón: el pasado no cambia y aseguran que generará debate; cómo fue compartir el set por primera vez y qué dijo Nancy Dupláa al respecto
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Dos años después de su rodaje, llegó el gran día. Camaleón: el pasado no cambia ya está disponible por la pantalla de Disney+ y la expectativa es enorme. Tanto como el operativo de seguridad que se montó desde temprano en la Mansión del Four Seasons, el lugar elegido para que sus protagonistas presenten ante la prensa este nuevo desafío en sus carreras.
La cita con LA NACIÓN es por la mañana, a las 9.30. Primero, está acordado que se hagan las fotos y luego, la charla a solas con Pablo Echarri y la China Suárez, una figurita difícil de encontrar en el último tiempo debido a los escándalos mediáticos y su ajetreada vida personal. Sin embargo, la agenda se retrasa un poco. “No está lista todavía, se está retocando”, dicen desde el equipo de trabajo de la actriz pidiendo unos minutos más de paciencia.
Quien sí está listo desde hace un buen rato es el encargado de interpretar a Salvador en esta historia que promete ser sorpresivamente perturbadora. Muy elegante con un pantalón de vestir azul, chomba gris y borcegos negros, Echarri hace un gesto confirmando que conoce de primera mano lo que tardan las mujeres a la hora de arreglarse y se dispone para hacer las primeras tomas solo. A contraluz en un ventanal, en los jardines del lujoso hotel de Retiro y sentado en un sillón de terciopelo azul, el galán demuestra su oficio y destreza de años ante la cámara.
Sin embargo, al cabo de unos minutos, toda la atención de la sala cambia de dirección cuando aparece ella. Enfundada en un diseño de dos piezas compuesto por pollera y top, la China hace su entrada triunfal junto a su grupo de colaboradores, entre los que se encuentran su manager, Caro Nolte, su peinadora y maquilladora.
Su belleza y magnetismo hacen que nadie pueda dejar de mirarla. Excepto cuando detrás de ella aparece una figura inesperada para todos los presentes: se trata de Mauro Icardi, con quien la actriz está viviendo un explosivo romance desde hace unos meses. Si bien la cantante y el futbolista se muestran inseparables desde que confirmaron su relación en las redes, la presencia del jugador del Galatasaray llama poderosamente la atención en un evento donde minutos después estará minado de periodistas y fotógrafos; dos frentes que la pareja ha tratado de esquivar en este último tiempo. También sorprende por los reiterados pedidos y advertencias por parte del equipo de prensa de la serie para que evitemos las preguntas personales a la hora de las entrevistas.

Con un look total black y su termo y mate en mano, Icardi no se despega de su novia. No sólo sigue muy atento sus movimientos ante el lente de los fotógrafos sino que también aprovecha para hacer sus propias fotos y videos que, minutos después, colgará en su red social con leyendas como: “La más linda”. Mientras los paparazzi chequean el material, la luz y los planos de cada toma, los tortolitos aprovechan para intercambiar algunos mimos que demuestran lo enamorados que están. “Te amo”, le dice ella que rápidamente tiene que volver a posar antes de pasar a las entrevistas.
Luz, cámara, ¡acción!
LA NACIÓN será el primer medio en charlar con los protagonistas de Camaleón: el pasado no cambia. Sin embargo, antes de comenzar, Suárez pide una gaseosa cola cero en un vaso de vidrio largo. El menú del mediodía ya fue ordenado por su mano derecha y representante minutos antes. La estrella comerá hamburguesas “bien cocidas” con papás fritas; su guarnición favorita.
Después de estos menesteres y de que consigan una silla para Icardi, que quiere escuchar bien de cerca la entrevista, el contador empieza a marcar. Tenemos 18 minutos para hablar de esta trama que toca temáticas como el abuso, la pedofilia y las adicciones, entre otras preocupaciones. “La nueva serie dramática sigue a Sabrina Correa, una periodista de investigación, mientras lidia con la reaparición en su vida de un famoso artista plástico que la marcó en su pasado y ahora desestabiliza su presente”, dice la sinopsis de esta historia de Disney+ que promete mantener al espectador en vilo a lo largo de sus seis episodios.
“Cuando lo ve se le mueve el piso. Ella tuvo una relación con él cuando era menor de edad; algo que ella vivió como un romance pero con los años se da cuenta que fue abuso. Es una historia un poco fuerte y a la vez muy actual”, advierte Suárez poniendo el foco central de la historia sobre la mesa.
-Hace exactamente dos años atrás, tuvimos la posibilidad de presenciar el rodaje de Camaleón y charlar con ustedes sobre sus expectativas para esta serie. ¿Siguen siendo las mismas o se superaron con el resultado final?
Eugenia Suárez: -Sí, en mi caso personal y como espectadora (saliendo del rol de actriz) superó ampliamente mis expectativas. El guion me gustó muchísimo desde el principio, la historia también. Siempre me atraen los personajes que tienen una historia que contar y que pueden dejar algo en el espectador. En el caso de Camaleón, tenía mucha fe y disfrute mucho del proceso pero, me sorprendió mucho cuando lo vi terminado. Me daban ganas de ver el siguiente capítulo, se me hizo muy llevadera.
Pablo Echarri: -Yo confirmé lo que había leído desde un principio, un libro sólido, compacto, con pocos personajes; algo que a mí me gusta ver cuando leo un proyecto. Cuando la historia es clara, simple, se concentra en pocos personajes y sigue un hilo conductor, sabemos que vamos a tener al espectador atornillado a la silla. Si bien tenía una expectativa muy buena porque lo que leía y grabábamos estaba a la altura de las circunstancias, cuando eso estuvo atravesado por la luz, el color, la edición y toda la magia de la post producción me di cuenta que era un contenido de esos que no se pueden dejar de ver. Son capítulos cortos y compactos de 30 minutos que generan un nivel de adicción bastante inmediato.

-Las historias cada vez más muestran a sus protagonistas con sus luces y sus sombras porque, en definitiva, ni nadie es tan bueno, ni tan malo... ¿En qué empatizaron ustedes con sus personajes?
Suárez: -Creo que lo que le pasa a Sabrina es que un poco le cambia la cabeza el haber sido madre; que es lo que me pasa a mí en mi vida, en mis cosas. Quizá una tiene una visión como le pasaba a ella a los 16 años que durante mucho tiempo creyó que había sido una historia de amor la suya con Salvador y después de mucho tiempo, con la ayuda de una psicóloga, se da cuenta de que fue víctima en algún punto. Es una serie que abre debate, da que hablar y eso siempre es bienvenido.
Echarri: -El drama de Camaleón está atravesado por una normalidad que la sociedad acepta. Salvador actúa naturalmente y avanza con su deseo porque cree que está permitido. Soslaya cosas muy importantes que tienen que ver, nada más y nada menos, que con los límites de la edad. No sé si solamente Salvador lo ve con normalidad. Camaleón es perturbadora porque instala una temática que es difícil de abarcar, barajar y sentenciar. Las opiniones van a ser muy disímiles en esto de qué está bien y qué está mal. Hay mucha gente que puede llegar a impactarse y otra, a verlo con total naturalidad. En mi caso, a la hora de encarnarlo, cuanto más normalidad le ponía a Salvador más me perturbaba hacerlo y más me entusiasmaba también.
-Salvador es un personaje muy distinto a los que usualmente hacés, ¿Fue mayor el desafío a la hora de interpretarlo?
Echarri: -El reto es más para el espectador, yo lo actúe con normalidad. Cuanto más duro y alejado de mí el personaje trato de darle más familiaridad para que sea más impactante. A lo largo de mi carrera hice a algunos indeseables, pero creo que la línea divisoria que propone Camaleón es más perturbadora aún. En Crónica de una fuga, me tocó interpretar al jefe de una patota y sabía que era un villano. Acá Salvador no se autopercibe así; de hecho tampoco lo plantea la serie como tal. Cuando vi de qué se trataba me di cuenta que era un paso arriba en mi carrera porque animarme a meterme en un personaje tan complejo y poder actuarlo sin ningún tipo de pudor era clave. Yo igual no juzgo a mis personajes, los hago y después si al espectador le cuesta digerirlo es problema de él [risas].
-Imagino que debe haber sido inevitable trazar un paralelismo con Pablo, padre de una adolescente...
Echarri: -Sí, mientras lo grabábamos no podía dejar de trazar ese paralelismo con More y sus amigas. Trazaba el paralelismo de cuál es mi comportamiento y de qué forma yo me relaciono con ella y sus amigas y el hilo es muy delgado. En mi caso, miré cómo uno actúa en la vida e hice salvedades que tienen que ver con tonos de voz, miradas, gestos, qué palabras ponés sobre la mesa, que comentario le hacés a una chica de 15, 16 años y es tan sutil. La línea divisoria es muy delgada y difusa. Por eso es inevitable el debate.
-La serie habla de abuso, adicciones, salud mental, ¿qué les preocupa como padres hoy en día?
Suárez: -¡Todo! Creo que es importante la confianza que le trasmitas a tus hijos. Al menos eso es lo que me pasó a mí con mi mamá y mi papá. En mi caso, yo trabajo desde muy chica y siempre estuve metida en lugares donde había muchos adultos y muchas cosas que por ahí no eran para una chica de mi edad. Pero siempre fui muy segura y supe lo que quería y lo que no; creo que ayudó mi carácter. Y la confianza que me dieron mis papás para contarles y hablar las cosas. Más allá de que me marcaban mucho los límites, siempre se habló mucho de todo en mi casa y eso es algo que yo siempre intento replicar con mis hijos.
-¿Sos de poner límites?
Suárez: -Sí, marco siempre esa distancia de que yo soy la madre y no la amiga; más allá de que sea compinche con ellos. Pero siempre les di la confianza de que me puedan contar, preguntar y de que no haya ningún tema tabú. Creo que eso es súper importante en el vínculo con los hijos.
Echarri: -Comparto lo que dice la China. La confianza es central. A mí me preocupa mucho el tema de las adicciones, la salud mental, las redes sociales. Luego de la pandemia se han trastocado paradigmas que creíamos que estaban establecidos de otra manera y los chicos han demostrado su debilidad o vulnerabilidad a la hora de relacionarse con el mundo exterior. La existencia de las redes trastoca esa relación con el mundo exterior, la proyección de los sueños, la concreción del presente, la aceptación del otro, así que son temas que me preocupan y me ocupan mucho. De hecho, hemos estado mucho más atentos con Nancy porque sabíamos que eran momentos de estar acompañando de cerca para poder ordenar algunos pensamientos y algunas cosas que las redes vinieron a cambiar definitivamente.
-Eugenia, recién hablaste de que empezaste de muy chica en el medio. ¿Podés ahora identificar algunas situaciones que en su momento por ahí naturalizaste y hoy te das cuenta que no eran normales? Me refiero no sólo a acoso sexual sino también laboral, maltrato, diferencias con tus compañeros...
Suárez: -Miles, todo el tiempo, pero mi mamá siempre me acompañó hasta el día de hoy. Tengo 33 años y hay lugares a los que sigo yendo con ella. Me llevo bien, me encanta y siempre tanto ella como mi papá estuvieron muy atentos a todo y me han defendido de todo lo que me han tenido que defender. Entonces en mi caso no viví nada traumático. Además, he tenido la suerte de tener muy buenos compañeros y creo que eso también es por cómo es uno. Yo no soy una mujer problemática, siempre fui muy relajada para trabajar. Más allá de que sea un privilegio trabajar de lo que me gusta, siempre me lo tomé como un trabajo al igual que los chicos que están detrás de cámara y que tienen una familia. Siempre fui muy responsable y muy enfocada.
-Es la primera vez que comparten pantalla, ¿cómo fue la experiencia de trabajar juntos?
Suárez: -Muy buena.
-¿Eras fan de sus telenovelas?
Suárez: -Lo conocía obviamente como todo el país; lo había visto en La leona y me había vuelto fan. También, me había hablado muy bien de él Fernán Mirás, que es un amigo que tenemos en común y que amo. Fue muy agradable trabajar con Pablo. Es súper educado, relajado... como me gusta trabajar a mí, así que creo que por eso nos llevamos tan bien. Estuvo buenísima la experiencia.
-En tu caso, Pablo, ¿cómo fue la experiencia?
Echarri: -La China es una gran compañera. A pesar de su juventud, tiene un oficio y una forma de encarar el trabajo con profesionalidad y con gusto. Se la nota cómoda, como pez en el agua. Más allá de que en esta serie está extraordinaria, realmente para mí lo más importante es encontrarme con buenas personas, con buenos compañeros, con gente que tiene el don de la amabilidad y el buen trato y sacar cosas buenas para la pantalla. Y bueno, con la China lo hemos logrado [se miran cómplices y se ríen].

-¿Qué dijo Nancy cuando le contaste que ibas a protagonizar esta serie con la China?
Echarri: -Estamos muy acostumbrados. Ya son más de 30 años en este terreno y siempre haciendo el rol de galán o heroína en las novelas. Los años de tránsito juntos y la confianza... la confianza pareciera ser clave no solamente con los hijos sino también con las relaciones de pareja. Es como la condición para seguir avanzando. Y a partir de esa confianza, tenemos la libertad de trabajar mejor. En este momento de mi vida encontrarme con una compañera como la China, una actriz fantástica con tremenda popularidad, me ha dado un poco de brillo [risas].
Suárez: -¡Ay, que amor!
-Siempre serás un eterno galán...
Echarri: -Ah eso sí, pero maduro [risas].
-¿Cómo tomás vos, Eugenia, los comentarios o especulaciones que se generan a partir de esta dupla?
Suárez: -Ya estoy acostumbrada. Con Nancy tengo muy buena onda. Tuvo un gesto conmigo que no tienen muchos en este ambiente. Se me acercó en un momento muy difícil sin conocerme y fue muy amorosa. Nos seguíamos solo por las redes y en España tuve la suerte de cruzar unas palabras con ella. Me dijo unas cosas que las escribí y automáticamente se las mandé a mi mamá porque comparto todo con ella. Le dije: “Mami, me acabo de cruzar con Nancy Dupláa y me acaba de decir esto sin conocerme”. Ella podría haber seguido de largo y sin embargo, fue muy amorosa. Yo nunca me olvido de la gente que tiene esos gestos conmigo. Para mí, esas cosas hacen la diferencia.
-Desde hace tiempo, sorprendés con papeles más jugados, ¿sentís que todavía se te sigue prejuzgando por los conflictos mediáticos que, en cierta forma, opacan un poco tu talento como actriz?
Suárez: -¡Obvio! No me importa porque tengo el ego bien ubicado. No me interesa gustarle a todo el mundo, nunca me interesó. Elijo los personajes que me gustan. Gracias a Dios sigo trabajando. Para mí, poder elegir hoy en día es un privilegio. Obviamente que me siguen prejuzgando y cuando ven una serie me dicen: “Me sorprendiste”, pero yo me lo tomo siempre con cariño. No es algo que me afecte, pero me sigue pasando. Creo que es algo que me va a pasar toda la vida. Pero bueno, ya estoy acostumbrada.
-Camaleón se rodó en 2023 y recién ahora se está estrenando y en estos dos años pasó de todo. ¿En qué momento personal y profesional los agarra este lanzamiento?
Echarri: -En un momento muy lindo de mi oficio. Recuperando el entusiasmo con el teatro; una experiencia muy satisfactoria el volver a reencontrarme con el público cara a cara. En lo personal, con mis hijos bien, con mi esposa bien, con mi vieja achacada, pero que sigue delante, con buenos amigos, con muchas expectativas y perspectivas hacia adelante. Así que me agarra bien, me agarra feliz.
Suárez: -A mí también. Tenía muchas ganas de que se estrene Camaleón, ya pasó mucho tiempo. Así que contenta y muy agradecida.
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