Lourdes, de Gran Hermano: del pacto que hizo con su novio a la nueva vida que imagina fuera de la casa
Los indicios que tuvo antes de su salida del reality, qué aprendió durante su estadía y cuáles son sus sueños a cumplir de ahora en más
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Lourdes Ciccarone fue la novena eliminada de Gran Hermano, el reality de Telefe. La joven marplatense quedó afuera un mes antes de la final, pero no la enoja porque intuía que ya la querían afuera de la casa. No se equivocó: fue la menos votada para quedarse, en una placa positiva.
En diálogo con LA NACION, “Lulú” cuenta que entró al reality para que la conocieran porque su sueño es trabajar en los medios como streamer, panelista, modelo “o lo que pinte”, dice. También habla del pacto que hizo con su novio Lisandro cuando entró Gran Hermano y revela por qué no le gusta ninguno de los participantes que siguen en el juego.
-Después de cinco meses y medio en Gran Hermano, ¿cómo vivís estos primeros días fuera de la casa?
-Volviendo a la realidad de a poquito, para cuidar mi cabeza. Adentro de la casa no dimensionás la locura que se vive afuera. De a poco me estoy enterando de lo que se vio.
-¿Esperabas irte o pensabas que llegabas a la final?
-Sentía que en esta me iba porque en las últimas semanas bajé mucho el perfil; no supe administrar mi energía. No mostré mi perfil y supe que en la última placa positiva me iba. Y así fue. No me daba más la cabeza, me dejé ir. Ahí vivís una realidad paralela.
-¿Cuál es tu balance de esta experiencia?
-Encontré a la Lulú que siempre quiso salir. Yo era bastante tímida y sabía que me gustaba la cámara, pero no me animaba. Y de golpe entré a Gran Hermano y lo di todo. Me sirvió mucho a nivel personal, me saqué la timidez, me planté y saqué la seguridad que sabía que tenía, pero no salía. Estar tanto tiempo con uno mismo te da pie a todo.
-¿Tuvo puntos negativos?
-Quizá cómo se potencia lo bueno y lo malo. Se potenciaron cosas malas mías como las peleas y las puteadas. A veces era brusca para hablar. Afuera soy igual, pero menos intensa (risas). Y eso no estuvo bueno, sobre todo para mi familia. Fuera de eso, la pasé recontra bien, aunque en un momento la casa se me puso en contra y todos querían que me fuera. No fue algo malo sino que me sirvió para subir mi perfil y sentirme más poderosa.
-¿Quién crees que va a ganar?
-De los que quedaron no me gusta ninguno (risas). Tato no es de mi agrado, pero puede ser uno de los finalistas. Y Ulises también puede llegar a la final.
-No debe haber sido fácil convivir con gente que no te agrada…
-Cuando se fueron todos los Power [Martina, Brian] me mentalicé; sabía que jugaba sola. Al principio me gustó, pero entraron los familiares y se hizo más llevadero. Y al final tuve apoyo emocional de Sandra y la Tana. Pero en el juego estaba sola y se hizo difícil. No tengo ningún problema personal con nadie.
-¿Por qué pensás que la casa se te puso en contra?
-Por mi carácter (risas). Reconozco que tengo un carácter fuerte y que mis gritos y mis chicanas chocaban. Voy a hacerme cargo de lo que dije, aunque de muchas cosas no me acuerdo. Y si siento que tengo que pedir disculpas, voy a hacerlo. Nunca tuve maldad, y entiendo que los derechos de uno terminan cuando empiezan los derechos del otro. En la vida trato de buscar otras palabras, pero en el reality decía las cosas como me salían. Gran Hermano es un show y no un concurso de valores ni de respeto. Aunque hay que ser respetuosa, claro. No soy solamente una puteadora (risas). Tengo cosas buenas también y espero que me sigan bancando. Creo que mi actitud me llevó hasta donde llegué. Actitud es la palabra que me define.
-¿Cómo era tu vida antes de Gran hermano?
-Vivía con mi hermana en Mar del Plata, estaba haciendo el curso de martillero y corredor público. Y estudié modelaje y estaba tratando de trabajar como modelo. También fui franquera en un local de ropa.
-¡Y estás de novia! Lo nombraste poco a tu novio en la casa, ¿por qué?
-Hace dos años que estamos con Lisandro. Antes de entrar al juego le pregunté si quería acompañarme o no. Sé que está expuesto también e iba a entender y aceptar la decisión que tomara. Pero me bancó y fue una alegría enorme verlo en la tribuna; cuando lo vi, me morí de amor. Confiaba en él, pero había pasado casi seis meses.
-¿Cómo fue el reencuentro?
-Fue hermoso. Lisandro trabaja con el papá en Mar del Plata, en la construcción. Y ahora se va a venir a Buenos Aires; estamos viendo departamentos para alquilar.
-¿Cuál fue tu objetivo en el reality?
-Me encanta el formato de Gran Hermano y quería entrar para vivir esa experiencia. Y también quería que me conozcan, para tener oportunidad de trabajar en el medio. Obvio que quería ganar, pero estuvo buena la vidriera porque el modelaje y las cámaras me encanta. Y voy a seguir capacitándome.
-¿Cómo imaginás tu vida ahora?
-Me imagino en Buenos Aires; por ahora no vuelvo a Mar del Plata, aunque extraño. Pero quiero estar acá. Y vamos a probar convivencia con Lisandro. Se viene una vida nueva. Estoy abierta a toda propuesta laboral. No tomo dimensión de lo que viví en estos cinco meses y medio.
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