Los Piojos en River: la nueva despedida, el estreno que sorprendió a todos y el momento más emotivo
En la primera de las dos últimas noches, más de 65.000 personas disfrutaron de un gran show de la banda liderada por Andrés Ciro Martínez
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Parece escrito por un exitoso guionista. Dieciséis años después de la despedida, Los Piojos volvieron a River no por una sino por dos noches, para cerrar el capítulo del reencuentro (de la “burbuja en el tiempo”, como llamó Gustavo Cerati al retorno con fecha de vencimiento de Soda Stereo), pero en un clima completamente distinto (no hablamos de la temperatura, que en esta noche de 21 de junio es similar a la del 30 de mayo de 2009). Todo es armonía, sonrisas y musicalmente impecable. Así lo fue desde diciembre último, cuando reaparecieron en escena con una serie de siete shows en el Estadio Único de La Plata y así lo fue en el periplo posterior.
Los Piojos de los históricos Andrés Ciro Martínez (voz, guitarra y armónica), Piti Fernández (guitarra) y Dani Buira (batería) se acoplaron con Luli Bass (bajo), a quien la banda “fichó” tras la negativa de Micky Rodríguez; Sebastián “Roger” Cardero (último baterista de la etapa anterior de la banda), Facundo “Changuito” Farías Gómez (percusión, viejo colaborador del grupo) y Juan Manuel Gigena Ábalos (guitarra). Con este equipo saltó a la cancha de un Monumental más grande que aquel de 2009 y, por ende, con una convocatoria aún mayor. Más de 65.000 personas disfrutaron de la primera de las dos jornadas finales.

En esta nueva etapa que este fin de semana finaliza, Andrés Ciro y los suyos tocaron mucho más de lo que sus cabezas imaginaron. A las siete fechas de La Plata se le sumaron dos festivales -Cosquín Rock y Quilmes Rock- y seis shows más repartidos entre Córdoba, Rosario, Mendoza y el Parque de la Ciudad porteño. Y como en cada una de esas citas, en River lo que sobresalió fue el color familiar, las generaciones de “piojosos” que hoy peinan canas y que los acompañaron en su crecimiento, desde Arpegios hasta River, y los más chicos que los ven por primera vez, aunque vienen escuchando sus clásicos prácticamente desde que nacieron.
Pasadas las 21.45, las luces del Monumental se apagaron y unas campanadas, al estilo de AC/DC, anunciaron la salida de la banda. Un instante después, “Llévatelo” marcó el comienzo del show, seguido por “Te diría” y “Desde lejos”. Era el comienzo de una larga fiesta.
Con “Desde lejos” explotó el estadio y fue solo el primero de unos cuantos big bangs. El carácter celebratorio marcó cada uno de los shows de este regreso, desde el inicial en La Plata hasta el de esta noche de sábado y, podríamos aportar, aún más el de este domingo, que tendrá como condimento extra ser el último.
En la previa, uno de los integrantes del equipo de trabajo de la banda repasaba los hitos de esta vuelta, una de las más exitosas no solo en términos comerciales (“Cuando se habilitó la venta de entradas para el primer show en La Plata hubo 600.000 personas en espera en el sitio de venta durante 24 horas) sino también personales.

Si el final de 2009 mostraba la cara de una banda desgastada, con heridas internas y muchas ganas de pasar a otro tema, esta película es bien distinta: amigos arriba y abajo del escenario, de esos que hacen planes juntos, además de cumplir con los que corresponden a una banda activa. Como muestras sirven los dos momentos familiares que se producen arriba del escenario. Cuando suben los hijos de Andrés Ciro Martínez, Piti Fernández y Dani Buira para hacer ”Luz de marfil" y cuando se incorpora una cuerda de percusión integrada por hijas e hijos “Las Liendres”, la bautiza Ciro) de la mayoría de los integrantes de la formación actual de Los Piojos para acompañar en “Verano del 92″.
Bien entrada la noche y como preámbulo de “Bicho de ciudad”, ese Andrés Ciro que habló poco y cantó mucho se animó a repasar y agradecer: “Gracias por nuestro tercer River solos [este domingo será el cuarto]. Hicimos otros tres con los Stones. Bah, no hicimos, tocamos con ellos, y en algunos festivales, también. Acá estamos después de 16 años. Suponemos que muchos fueron a La Plata”, comentó y luego pidió que levantaran la mano los que veían por primera vez a la banda en este regreso que duró lo que una gestación humana: nueve meses. Para su sorpresa, fueron unas cuantas las manos que se alzaron.
El show de Los Piojos modelo 2025 tiene todos los estímulos que puede tener un recital de rock argentino de dimensión Monumental: tiene clásicos para que canten, griten y se emocionen todos (“Pistolas”, “Ay ay ay”, el mencionado “Bicho de ciudad”, “Muévelo”, “El farolito”...); tiene dos momentos de fuerte impronta patriota, protagonizados por su “San Jauretche” y por la versión de “Juana Azurduy” que se animó a interpretar Ciro y que Mercedes Sosa convirtió en himno. Tiene homenajes internos, como el realizado a Gustavo “Tavo” Kupinski, guitarrista de la formación original y miembro fundamental del camino recorrido por la banda desde el under hasta los estadios, quien murió en 2011 en un accidente de tránsito. Un pasaje de la noche contó con la participación de su hermano Matías y otro con su hija Lara, precisamente cuando subió la cuerda de percusión de la que hablábamos antes. Y tiene ese final que no por conocido pierde vigencia: el de la lectura de las banderas. Al fin de cuentas, el de Los Piojos no es un show sino un ritual.
Pero hubo algo que este tipo de conciertos no suele tener: novedades. Cuando la noche se iba terminando y la banda ya encaraba la tercera decena de canciones, estrenaron un tema: “Paciencia”, una canción de amor pasada por el filtro del grupo formado en El Palomar. “Sueño con un mensaje, imagino ese beso”, canta Ciro antes de arremeter en el estribillo con “Paciencia, me dijo la bruja, paciencia”. La joyita de la velada que ya debe estar haciéndose viral en las redes sociales.

En este sábado 21 de junio que ya está en la historia para los fans de la banda y para los del rock argentino todo, también sonaron “Vine hasta aquí“, ”Sudestada", “Cancheros”, el tango “Yira yira”, “Como Alí“, ”Ruleta" (con un viejo colaborador de la banda, Chucky de Ipola en teclados) un tramo de ”El mendigo del Dock Sud", de Moris, antecediendo a “Genius"; “Muévelo”, “El farolito” e “Y qué mas". Dos horas y cuarenta y cinco de show si sólo contabilizamos desde el momento en que la banda empezó a tocar, pero muchas más desde las 4 de la tarde, hora en la que se abrieron las puertas del estadio y los primeros fanáticos empezaron a entrar.
“Vine hasta aquí, para poder abrazarte y sentí”, se fueron cantando unos cuantos resignificando, como tantas otras veces, un pasaje de una canción de Los Piojos.
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