La intimidad de León XIV: fanático del béisbol, amante del ceviche y otras facetas del nuevo papa
Desde los suburbios de Chicago hasta las comunidades del norte peruano, la trayectoria del nuevo Papa se caracteriza por una vida sencilla y una constante cercanía con la gente
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CHICAGO.– Fanático del ceviche, el cabrito y el arroz con pato, hincha del club Alianza Lima y de los White Sox de Chicago, y ávido jugador de tenis, el papa León XIV —antes cardenal Robert Prevost— cultiva desde siempre una sencillez que desarma. A los 68 años, y tras décadas de vida misionera, aún conserva su raqueta encordada y el gusto por seguir los partidos del Abierto de Roland Garros o los encuentros de la liga peruana.
“Siempre fue fan de los White Sox”, recordó entre risas su hermano John, desde Estados Unidos, en diálogo con ABC News. También contó que hablaron por teléfono un día antes de que comenzara el cónclave y, en tono de broma, le preguntó si estaba preparado para lo que venía. “¿Viste la película Cónclave, así sabés cómo comportarte?”, le dijo. “Justo la había terminado de ver —le respondió Robert—, así que ya sé qué hacer”.
Incluso la Federación Peruana de Fútbol apeló a su figura para pedir un milagro que lleve a la selección al Mundial de 2026. Pero más allá de los deportes y los sabores, hay un pueblo que lo considera suyo: Chiclayo, una ciudad del norte peruano ubicada a pocos kilómetros del Pacífico. Allí, cuando aún era simplemente monseñor Prevost, caminó por calles de tierra, compartió comidas típicas y ofició misas para los más humildes durante casi una década, antes de que en 2023 fuera convocado a Roma por su antecesor, Francisco, para dirigir la Pontificia Comisión para América Latina.
Los recuerdos son cálidos y cercanos. Alonso Alarcón, mozo de un restaurante local, aún lo ve sentado en la mesa comiendo ceviche. El taxista Hugo Pérez lo vio conducir una vieja camioneta rumbo a aldeas aisladas durante las intensas lluvias de 2022. Y Alejandro Bazalar, miembro de la hermandad del Señor de los Milagros, atesora una foto en la que el actual pontífice le lava los pies. “Es un hombre muy sencillo. Jamás imaginamos que el representante de Dios en la Tierra iba a vivir entre nosotros”, dice en diálogo con La República, de Lima.
Prevost también dejó huella en Chulucanas. Mildred Camacho, de 28 años, lo llama “mi padrino” y aún está emocionada por lo ocurrido ayer. “Apenas lo anunciaron, corrí gritando a mi papá: ¡mi padrino se convirtió en el papa!”, cuenta al diario El Comercio. Durante años mantuvo el contacto con él, incluso después de que se mudara a Roma, desde donde le enviaba fotos junto al entonces papa Francisco.
No era extraño verlo empuñar un micrófono en celebraciones navideñas y cantar I wanna wish you a merry Christmas con los jóvenes. Durante la pandemia, gestionó la compra de dos plantas de oxígeno para los hospitales locales. En las lluvias de 2022 y 2023, manejó él mismo una camioneta para llevar víveres a las zonas más afectadas. En esas travesías, cruzaba ríos, dormía sobre colchones delgados y comía papas sancochadas con queso y maíz.
Un vídeo del Papa León XIV cantando villancicos en 2014 en Perú se ha viralizado en redes pic.twitter.com/jcgwC5RX68
— EL MUNDO (@elmundoes) May 9, 2025
“No se hace problemas en arreglar una camioneta malograda hasta hacerla andar”, recuerda Janinna Sesa, una ingeniera que trabajaba en Cáritas Chiclayo.
El jueves, tras ser elegido por el colegio cardenalicio como sucesor de Francisco, Prevost saludó desde el balcón de la basílica de San Pedro a “mi querida diócesis de Chiclayo, en el Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe”, según se vio en la transmisión oficial del Vaticano. El gesto conmovió profundamente a los chiclayanos.
Nacido en 1955 en Chicago, creció en una casa sencilla de clase trabajadora en el suburbio de Dolton. Su padre, de ascendencia francesa e italiana, era docente; su madre, de ascendencia española, era bibliotecaria, según The Chicago Sun-Times. La hipoteca mensual era de apenas 42 dólares, y la familia compartía el baño, la mesa y los tiempos de oración. “Era un hogar modesto, pero lleno de fe y de libros. Mamá nos enseñó a rezar el rosario y papá a vivir con dignidad”, recordaba años después en una entrevista con Catholic News Service. Dormía en una habitación con sus dos hermanos y soñaba con jugar en las ligas mayores de béisbol.
Ese sentido de humildad se mantuvo cuando llegó al Perú en 1985 como joven agustino. En Trujillo vivió casi una década en el convento Santo Tomás de Villanueva, en una zona popular. Su habitación era austera: cama angosta, estantería con libros de teología y una pequeña cruz. No tenía baño privado. El padre Ramiro Castillo, que compartía el convento, recuerda que Prevost pidió instalar una fuente de agua en el patio interior. “Decía que el sonido del agua lo ayudaba a rezar. Dormía con la ventana abierta, y decía que el silencio de la noche y ese murmullo lo conectaban con Dios”, contó al diario El Popular. Nunca pidió mudarse a una habitación mejor, aunque como superior podía haberlo hecho. “Aquí empezó su papado”, expresó Castillo.
Su perfil digital también sorprende: desde hace más de una década publica sobre temas sensibles como racismo, abusos en la Iglesia, la pandemia, George Floyd y la guerra en Ucrania. En 2017 escribió que Estados Unidos vivía “una época oscura” en su cuenta de Facebook personal. Más recientemente criticó al vicepresidente JD Vance por sugerir que se debe priorizar a ciudadanos por sobre migrantes: “Jesús no nos pide que clasifiquemos nuestro amor por los demás”, escribió en X.
En 2012, cuando era superior general de los agustinos, visitó Honduras, El Salvador y Nicaragua. En Cofradía, celebró una misa tan sentida como multitudinaria. El sacerdote local, Luis García, lo recuerda como “sereno, humilde y misionero”, según recogió Radio Progreso, una emisora católica local.
Además del tenis, disfruta de la lectura, los paseos al aire libre y compartir tiempo con amigos. “Me gusta mucho leer, dar largos paseos, viajar, conocer sitios nuevos y disfrutar del campo”, decía en una entrevista con la Orden de San Agustín. “Como agustino, tener una comunidad rica, que se construya sobre la capacidad de compartir lo que nos acontece, ha sido uno de los grandes regalos de mi vida”.
En enero de 2023, Francisco lo nombró prefecto del Dicasterio para los Obispos. Sobre ese momento, Prevost confesó que fue “toda una sorpresa”, pero que aceptó confiado en su voto de obediencia, en una entrevista con Vatican News. Su trabajo consistía en acompañar y seleccionar a los futuros obispos del mundo. “El obispo debe saber gobernar y organizar, pero sobre todo proclamar a Jesucristo y vivir la fe, para que los fieles encuentren en su testimonio un aliento”, afirmaba entonces.
Agencias AFP, ANSA y Reuters
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