Qué está pasando con el consumo en distintas regiones del país
Mientras las ventas en supermercados y las de bienes durables muestran comportamientos dispares, especialistas analizan las perspectivas para este año; el efecto derrame en las zonas en crecimiento, como Vaca Muerta y la minería, y el papel de la clase media a la hora de comprar
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Los analistas coinciden en que este año habrá recuperación del consumo en la Argentina, pero advierten que no será homogéneo ni en rubros ni geográficamente. Todavía no hay certeza de que motores de la actividad en este momento, como petróleo, gas y minería, tengan en el corto plazo un “efecto derrame” más extenso que el área de explotación. Los especialistas alertan que la modalidad del impacto podría determinar la “multiplicación de conurbanos” en el país, con los desafíos que implica ese panorama.
Ya el título del último trabajo de la consultora de Fernando Moiguer – “Clase media, el desacople”– espera, en un escenario optimista, un crecimiento económico promedio anual del 3,5% para el período 2025-2030. En ese marco, las exportaciones argentinas crecerían 5,7% por año; las inversiones, 7,8%, y el consumo privado, 3,5%. Los datos, elaborados en colaboración con la consultora Ecolatina, se basan en el impulso que darían las exportaciones del campo y de energía. Sin embargo, dice Moiguer a La Nación, “no va a ser homogéneo”.
El especialista precisa que en 2004 el modelo económico se concentraba en un “corredor central” (Mendoza, Córdoba, Rosario, AMBA) que explicaba la mayor parte del PBI y de la población económicamente activa. En cambio, la proyección al 2030 muestra un cambio de lógica, con el eje andino (energía y minerales); el pampeano (campo) y el patagónico (energía y data centers), mientras que el AMBA “pierde peso industrial”.
“En el imaginario social argentino el crecimiento es homogéneo –apunta Moiguer– pero eso no es así y las diferencias se profundizarán. No se va a repartir equitativamente el efecto riqueza que generen los distintos focos y vamos a ver el nacimiento de nuevos conurbanos. La experiencia internacional muestra que ningún conurbano se desarma y en la Argentina no hay nadie que esté diseñando políticas en ese sentido. La conurbanización implica desafíos porque implica pobreza, desintegración social”.

El experto en consumo Guillermo Oliveto, de la consultora W, plantea que este año será “muy distinto” a 2024 en el que el modelo quedó “claro”. “Las variables macro están más estabilizadas y decodificadas y el esquema define ganadores y perdedores –afirma–. El shock del año pasado fue de una magnitud mayor a la prevista, lo que provocó sorpresa e incertidumbre. Esa foto es la que clarifica lo que empezamos a ver, un primer bimestre –la comparación ya es Javier Milei versus Javier Milei– en el que la venta de autos casi se duplicó y el consumo masivo cayó un 10%. A nivel social, está en mejor situación el segmento alto y medio alto con empleo en blanco e ingresos que le ganaron a la inflación, que se duplicaron en dólares y tiene acceso al crédito”.

Sobre esa radiografía, añade que el segmento medio-alto está “híper controlador” en materia de consumo porque “sufrió mucho” en el primer semestre del 2024. El razonamiento es “ahora me acomodé, pero estoy justo, no puedo errar”.
Oliveto señala que, desde ese escalón social hacia abajo está “difícil”. La clase media-baja “degrada la calidad” de consumo y la baja atraviesa “una especie de acostumbramiento y resignación con cierta tranquilidad que da el control de la inflación. Piensa ‘no voy a caer en la indigencia, trabajo para comer’”. Ya la clase más baja vive en la marginalidad.
El analista define la situación como el “discreto encanto de la estabilidad, donde no está resuelto todo y para sostener el poder adquisitivo se enfrenta la necesidad de multiplicar las fuentes de ingreso”. Coincide con Moiguer en que “se consolida” una configuración social heterogénea.
Por regiones
Por ejemplo, los datos de patentamientos de autos 0Km en marzo muestran una amplia dispersión a nivel país. Una elaboración de la consultora Politikon Chaco refleja que los mayores crecimientos interanuales se registraron en Córdoba (117,1%), Chaco (108%), Chubut (101%), La Rioja (103,9%, era la de mayor caída en el mismo mes del 2024), Río Negro (105,6%) y Santa Fe (101,4%). Todas estas provincias estuvieron encima del promedio nacional, que fue del 86,5% en marzo frente al mismo mes de 2024.
En consumo de supermercados, la comparación de enero último contra el mismo período del 2024 marca una mejora del total país del 4,2% en la medición a precios constantes según el último informe disponible del Indec, pero con caídas en 13 provincias (Catamarca, Chaco, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La Rioja, Mendoza, Salta, San Juan, San Luis, Santiago del Estero y Tucumán).

Vaca Muerta, en Neuquén, se consolida como un pilar energético-económico en el país cuyo desarrollo no está exento de retos. Hay estimaciones de que su desarrollo masivo generaría 500.000 puestos de trabajo directos e indirectos; hoy son entre 60.000 y 70.000. Los salarios son altos respecto al promedio nacional, entre $3,5 millones y $6,5 millones según datos privados. Daniel González, titular de la Cámara de Comercio de Neuquén (Acipan), sostiene que el fenómeno “por ahora, no derrama. El sector específico está muy bien, pero en el resto se esperaba un mejor año y no lo estamos teniendo, incluso el impacto no es positivo porque los mayores salarios que pagan presionan hacia arriba los precios y eso es un problema para el resto que no tiene el mismo ingreso. Estamos frente a dos Neuquén, uno mejor posicionado que el otro”.
En Catamarca –tiene proyectos de cobre y lito en marcha– el panorama es similar. Cinthia Galarza, presidenta de la Unión Comercial de la provincia, reconoce que desconocen “cuánto inyecta la minería al valle central; sí algo en el oeste en lo vinculado a los proveedores mineros”. Plantea que el distrito tiene una alta dependencia de los giros de coparticipación y que el consumo se sostuvo por programas como el “Días de ensueño” que se ejecutaba con aportes del Banco Nación, la Provincia y comerciantes e incluía descuentos especiales. Las promociones fueron suspendidas este mes.
Por su parte, Federico Lecuona, a cargo de la Cámara Económica de Belén (ciudad ubicada en la zona minera) ratifica que no cuentan con datos concretos del efecto de la actividad. La percepción que tiene es que, en el consumo general, no hay un impacto, pero “sí en rubros directamente vinculados”.
En Salta, donde están las mayores inversiones en litio, la realidad es similar. Gustavo Herrera, presidente de la Cámara de Comercio e Industria, repasa que la minería “será una fuente importante, pero todavía no vemos el derrame para el comercio en general. Mejoró la situación para las empresas que son proveedoras, hay más demanda de alquileres por los extranjeros que vienen a trabajar y también para el Gobierno es significativo, pero siempre insistimos en que también debe valorizar a nuestro sector, que no es un boom pero es una actividad permanente”.
Herrera remarca que, para otros sectores, es “muy complejo contratar o retener a los trabajadores calificados, porque las empresas mineras ofrecen mejores condiciones y sueldos. Es muy difícil competir en ese sentido”. De paso, destaca los planes de formación que esas compañías están instrumentando con los jóvenes de las zonas donde están radicadas.
Josefina Schapira, CEO de la consultora Perspectivas Sociales que trabaja en investigación de mercado en la región centro, puntualiza que “debe dejar de leerse a Córdoba como una mini Buenos Aires; no es lo mismo, pero más chico”. Indica que, en esta zona geográfica, donde el campo es clave, pero también hay empleo industrial, “la euforia se desinfló un poco. La percepción es que se está viviendo mejor sin saber bien el por qué y, en gran medida, es porque no está la angustia de no tener imagen de precio. El clima en general es favorable, pero no tanto la recuperación. Tenemos un año duro en el que hay esperanza de mejoras”.
Interpreta que la “racionalidad” de los consumidores toma formas diferentes según el segmento social: “Los de los escalones más bajos hacen compras comunitarias que no solo siguen, sino que crecen, no son de stockeo sino para cubrir las necesidades diarias. En los medios-bajos, se consolidó el adiós a las primeras marcas. No es una conducta de resignación, sino que eligen. Los medios-alto tienen esperanza en la financiación y se aferran a sostener algunas marcas o ir a un partido o a un recital. En los altos, hay compra de bienes durables, viajes al exterior. También esta región está segmentada, no consumen todos iguales”.
El presidente de Confederación Argentina de la Mediana (Came) y titular de la Federación Empresaria de Rosario, Ricardo Diab, indica que la mejora de 10,5% interanual en las ventas de las pymes de marzo todavía no alcanza para compensar las caídas de 2024. “El consumo no alcanzó a despegar, se registran alzas en algunos rubros, pero son mejoras circunstanciales por alguna fecha en particular –describe–. Sí vemos como tendencia que en zonas multiproductivas, como Santa Fe o Córdoba, los guarismos están un poco mejor que en las monotemáticas”.
Sostiene que en las regiones donde hay “muchas expectativas” como las vinculadas con minería o petróleo, “quien invierta ahora, quien apueste, y se ‘banque’ la espera, seguramente tendrá buenos resultados, pero hay que ser pacientes”.
El nuevo mapa
Seis de cada 10 argentinos, según el relevamiento de Moiguer, creen que el país estará mejor en los próximos 12 meses; ese número es del 72% en Salta, del 63% en Mendoza; del 60% en Neuquén y del 47% en el Gran Buenos Aires, con lo que los guarismos acompañan el análisis de los especialistas. Oliveto entiende que el “único motor económico más urbano” que surge es el de la industria del conocimiento. “La pregunta es cómo llega Vaca Muerta o el litio al conurbano –enuncia–. Lo que cambiará la realidad es el trabajo en blanco. Hoy la torta del consumo está 21% abajo de 2011 y, medido per cápita, el 33% menos. Hay que estar atentos porque puede ocurrir que la macro vaya bien, pero la micro no tanto. En los sondeos, ningún segmento social cree que recuperará todo lo perdido y la reactivación en el primer trimestre está más abajo de lo esperado, pero, hasta ahora, eso no se correlaciona con la percepción política”.
En 2004, el 91% de los argentinos se percibía clase media o alta y el 9% restante, baja. El “nuevo imaginario está más desdibujado –señala Moiguer–. Los parámetros de autopercepción no están claros. El 52% se ve clase baja y 47% media”. Esa “desparametrización” se vincula, por un lado, con la pérdida de poder adquisitivo y con el convencimiento de que la educación ya no garantiza la pertenencia de clase. El 40% de los argentinos del sector medio alcanzaron un mayor nivel educativo que sus padres, pero no perciben ascenso social, revela la encuesta.
A eso se le agrega que seis de cada 10 creen que su trabajo les permite “subsistir pero no crecer económicamente”; solo el 14% de la clase media interpreta que subir la escalera del mundo corporativo es una forma de mejora social.
“El progreso es ‘hacer lo propio’”, sintetiza Moiguer, ya que la mitad de los encuestados de clase media sostiene que desarrollar un emprendimiento le permitirá ascender socialmente y acentúa que el “imaginario de progreso cambió”, puesto que 30% de ese grupo se inclina por las inversiones financieras en la búsqueda de mejorar.
Para la consultora, la pirámide social argentina hoy está compuesta de 6% de clase alta y media-alta (ingresos de entre US$6600 y US$17.000 mensuales); 44% de clase media (18% con US$2200 por mes y 26% con US$1100) y la mitad restante, baja (31% con US$800 al mes y 19%, US$420).
Del segmento medio, el 18% es catalogado como “resorte” porque se contrae en momentos de dificultades económicas y se expande en momentos de mejora, mientras que al 26% restante lo denomina “cristal” por su fragilidad, porque tiende a desestabilizarse cuando hay problemas y le cuesta recomponerse.
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