¿Es posible reinventar las organizaciones?
A diferencia de las jerarquías tradicionales basadas en control y poder, las empresas TEAL operan mediante sistemas de autogestión donde la autoridad se distribuye entre equipos autónomos que toman decisiones de manera descentralizada
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Mientras escribo me encuentro promediando una semana de estudio en España. La experiencia se llama Gemba Expedition, y es un viaje de exploración organizacional que ocurre en las ciudades de Bilbao, Madrid y Barcelona, para conocer modelos de empresas y gestión alternativos a los tradicionales reinantes. Gemba en japonés significa “lugar donde ocurre la acción”, y eso estamos haciendo con un grupo de personas, organizado por las consultoras ágiles 10Pines y Liqueed y la escuela de Educación Ejecutiva de la Universidad de San Andrés.
Visitamos empresas, colegios, cooperativas y escuchamos a personas protagonistas que representan un nuevo paradigma que busca transformar radicalmente la forma de concebir y gestionar las empresas en el siglo XXI. Todas estas se enmarcan en el concepto de “Organizaciones TEAL”, acuñado por Frederic Laloux en su libro Reinventar las organizaciones, que propone una evolución natural de las estructuras corporativas hacia entornos más orgánicos, flexibles y centrados en el ser humano. A diferencia de las jerarquías tradicionales basadas en control y poder, las empresas TEAL operan mediante sistemas de autogestión donde la autoridad se distribuye entre equipos autónomos que toman decisiones de manera descentralizada.
Estas organizaciones despliegan tres características principales: la autogestión, la plenitud y el propósito evolutivo. La autogestión elimina las jerarquías piramidales reemplazándolas por estructuras en red donde los colaboradores regulan sus actividades sin supervisión constante. La plenitud invita a que cada persona se presente en el trabajo como un ser integral, reconociendo no solo sus competencias técnicas sino también sus dimensiones emocionales, intuitivas y espirituales. El propósito evolutivo considera a la organización como un organismo vivo con dirección propia, que se adapta constantemente al entorno sin planificaciones rígidas. Por ejemplo, visitamos el Centro de Aprendizaje Ágil Senbazuru, una escuela que no tiene docentes (sí, facilitadores) y los chicos autodirigen sus aprendizajes de acuerdo con sus características e intereses. También la empresa Invesyde, con más de 40 empleados sin jefes que se auto organizan en la gestión y hasta deciden sus sueldos, las contrataciones y despidos. Claro que este tipo de organizaciones no son para cualquiera y es natural que algunos perfiles funcionen y otros no. Requieren madurez, y mucha responsabilidad individual y colectiva. Tengo tanto más para compartir, pero hoy quería decirles esto. Si me lo preguntaban la semana pasada, y haciéndome cargo de un pesimismo de base respecto de la posibilidad de que existan organizaciones más humanas, hubiera dicho que no. Desde esta experiencia digo que sí: que es posible reinventar las organizaciones. ¿Algún voluntario para empezar?
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