
Las elecciones ya meten ruido en el mundo de los negocios
El regreso del kirchnerismo es el principal riesgo que todavía perciben los grandes inversores que piensan a largo plazo
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Las elecciones ponen al mundo corporativo en un compás de espera. Las grandes empresas que pueden aceleran sus operaciones antes de que el ruido electoral termine por empapar la conversación pública. El fracaso de la ley de ficha limpia podrá haber sido celebrado por el kirchnerismo y (por lo bajo) por el oficialismo, pero para el mercado deja abierta una puerta que siempre obliga a la cautela. El regreso del kirchnerismo es, en definitiva, el principal riesgo que todavía perciben los grandes inversores que piensan no en una Argentina de negocios financieros, sino de compromisos de largo plazo. Toda una paradoja: el enemigo que el Gobierno cree que lo fortalece en las urnas es aquel al que más le teme el mercado que, luego de varios traspiés, elige moverse con cautela.
Georgalos es una de las empresas que podría cambiar de manos antes de que termine el semestre. La empresa familiar, con 85 años de historia en al país, reconocida por marcas como Mantecol, Namur, Palitos de la Selva o Toddy, contrató al Banco Santander para iniciar un proceso que podría incluir desde la venta del total del paquete accionario hasta la incorporación de un socio para avanzar en una fuerte capitalización. En una Argentina de inflación en descenso, las empresas deben volver a enforcarse en su competitividad, mejorar fierros y mirar nuevos mercados. Ya no hay un libertinaje de precios que todo lo perdona. Esta semana, según confían fuentes al tanto de la transacción, vence el plazo para la presentación de las ofertas no vinculantes. La mayoría de los interesados, sin embargo, apuntaba a la primera opción. De concretarse, estiman, podría ser una operación de entre US$200 millones y US$270 millones.
“La Argentina es un país de ventanas”, reconoció un empresario del mundo del consumo masivo, que sondea la operación. “Milei ha hecho mucho en materia económica, pero falta otro tanto, y nadie sabe cuánto duran los buenos ciclos. Esta operación puede ser un leading case. De todas maneras, nadie nos corre”, admitió. Para el mundo de los negocios, todavía no está claro si se vislumbra casi una década de bonanza inversora, como sucedió durante la convertibilidad, o si este será otro espasmo de oportunidad, como lo fueron 2016 y 2017, los años en los que los inversores vieron en el macrismo una oportunidad de cambio para el país.
Así las cosas, las áreas de fusiones y adquisiciones de los bancos están más activas que nunca, aunque las agendas se abultan después de octubre. Hay otra operación en ciernes en la industria de consumo, de gran envergadura. Las visitas de empresarios internacionales, sin embargo, se mantienen firmes. La semana próxima está prevista la llegada de una delegación de empresarios canadienses, junto con el Business Council de Canada. El viaje, coordinado desde la Agencia de Inversiones a cargo de Diego Sucalesca, incluye a representantes de empresas del mundo del oil & gas, la energía atómica y la ingeniería. Se reunirán con el ministro Federico Sturzenegger y el secretario de Finanzas, Pablo Quirino.
Pero en el rubro de petróleo y gas, una de las estrellas del último tiempo, también se observa cierta ralentización en las operaciones. El ruido generado en los mercados del mundo entero por la errática política comercial de Donald Trump y la fuerte caída que experimentó el precio del petróleo ante el temor a una recesión global –pasó de US$77,88 el barril, a fines de enero, a US$58,6 ayer– pega tanto como el calendario electoral local. El empresario Federico Tomasevich y el grupo chileno Fratelli –controlante de Sodimac y Falabella–, dueños de la petrolera Patagonia Energy, decidieron estos días, por recomendación de Deutsche Bank, su banco asesor, postergar al último trimestre del año la definición de venta de la compañía. En rigor, los socios barajan las opciones de incorporar un socio que capitalice la empresa para producir no convencional, o directamente vender la empresa, explican fuentes vinculadas al negocio.
Mientras que los gigantes Equinor y Total, que tienen en venta varias áreas en Vaca Muerta, tampoco estarían recibiendo por ahora ofertas tan atractivas, aseveró una fuente que participa en la compulsa. “Está todo más lento”, reconoce.
Tras la aprobación del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), los bancos trabajan a destajo para poder cerrar para fines de junio el financiamiento del Vaca Muerta Oleoducto Sur, clave para incrementar el transporte de petróleo no convencional desde Neuquén hasta el puerto de Punta Colorada, en Río Negro. Sería antes también de que recrudezca la campaña en la provincia de Buenos Aires y la nacional, que ahora podría tener entre sus figuras, una vez más, a la expresidenta Cristina Kirchner.
El financiamiento, por US$1700 millones, en este caso estará a cargo de Santander, JP Morgan, Deutsche Bank, Itaú y Citi. En el proyecto están involucradas siete petroleras: YPF, Pan American Energy, Vista Energy, Pampa Energía, Chevron Argentina, Pluspetrol y Shell Argentina. Es, tal vez, la operación de financiamiento bancaria más grande del momento.
En los bancos los defaults corporativos de las últimas semanas, sin embargo, también meten ruido en un ambiente que empieza a caldearse políticamente. A los casos de Red Surcos, Los Grobo y Albanesi se le sumó esta semana Celulosa. La empresa petrolera Oilstone, en tanto, negocia con sus bancos acreedores una renegociación de su deuda financiera. Las condiciones financieras en la Argentina cambiaron y no todas llegaron a adaptarse a tiempo. La mayoría tiene en común el haberse endeudado fuertemente en pesos y a corto plazo en el mercado bursátil, aprovechando el festival de pagarés de los tiempos en los que sobraban los pesos.
Ahora los pesos escasean y en Economía apuestan a darle aire a la economía no sólo con algo de pesos que puedan surgir de la menor renovación de bonos del Tesoro, sino también con dólares, como se adelantó en esta columna hace semanas. Aunque el ministro Luis Caputo habló en su momento de que estudian medidas para que los argentinos puedan usar los dólares del colchón “sin que les pregunten de dónde vienen”, esta semana, y ante la advertencia de especialistas, el vocero Manuel Adorni buscó dejar en claro que el origen de los fondos siempre deberá quedar transparentado. La Argentina se encuentra hasta febrero de 2026 en revisión por parte del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI). El motivo de las aclaraciones del vocero hay que buscarla en el manual del GAFI, en su principio 2, inciso “c”, allí establece claramente que las “instituciones financieras deberán, cuando sea necesario, tomar medidas razonables para establecer el origen de los fondos transferidos, repatriados o depositados”. El GAFI tiene dos plenos este año, en junio y en octubre, demasiado cercanos en el tiempo como patear tanto el avispero. Es un gobierno de “libertarios pero no de liberboludos”, suele aclarar la horda de trolls en X.
En su raid de participaciones mediáticas, no obstante, el director del Banco Central (BCRA), Federico Furiase, dijo que el Gobierno podría emitir bonos en pesos que se suscriban en dólares. Otra herramienta más para terminar al final del día colaborando con las reservas del Banco Central sin intervenir mientras que el tipo de cambio cotice dentro de la banda de flotación.
Se vienen semanas importantes en materia económica. Pero no sólo en lo financiero. La semana próxima está prevista una ronda de negociaciones comerciales en Washington D.C. En el Gobierno se ilusionan con avanzar rápido con algún tipo de acuerdo de promoción de inversiones. No hay dudas del alineamiento de la administración Trump con la de Javier Milei. En materia económica podrán estar en las antípodas, pero sus estrategias con la prensa y la política por momentos parecen calcadas. Parece, en ambos casos, una gran estrategia de corto plazo, pero para los inversores siembra más de un interrogante de largo. Los leones son buenos velocistas pero no necesariamente son los animales mejor dotados para una maratón.
