Federico Zerboni, presidente de Maizar, enfatizó en el discurso de apertura del Congreso 2025 de la entidad que el Gobierno debe abordar las reformas que necesita el sector
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En la apertura del Congreso Maizar 2025, que este año lleva el lema “Por más valor”, Federico Zerboni, presidente de la entidad que agrupa a la cadena del maíz y el sorgo, reconoció el rumbo económico del Gobierno e hizo un contundente llamado a avanzar con urgencia en las reformas que necesita el agro para recuperar competitividad. En el centro del mensaje estuvo el pedido por la eliminación de las retenciones. En el acto de apertura estuvo el secretario de Agricultura, Sergio Iraeta.
“Quiero compartir con ustedes una reflexión que en parte viene de mis más de 40 años de trabajo como productor agropecuario. Me recibí de ingeniero agrónomo a fines de los ’80. En los ‘90, gracias a la biotecnología, la siembra directa y la expansión de la frontera agrícola, me tocó vivir la revolución que se dio en el agro argentino”, dijo en el comienzo del evento que se realiza en el Complejo Goldencenter.
Según relató, en aquel momento el sector desplegó todo su potencial innovador, pero la política respondió con un enfoque fiscalista. “Pusimos toda la creatividad en producir más y mejor, pero la política, en lugar de ver al agro como un socio estratégico, vio una caja para recaudar. Casi ningún país del mundo penaliza la exportación con retenciones, pero aquí las repusieron, y la presión fiscal fue creciendo hasta la resolución 125, que produjo un quiebre con el sector”, señaló.
Zerboni remarcó que ese escenario marcó el inicio de un estancamiento productivo del que la Argentina aún no logra salir. A los altos costos internos se suman factores estructurales que afectan la competitividad del productor. “Hoy ya no existe esa competitividad”, aseguró, y enumeró los factores y variables que hacen que el campo no resurja: “Costos más altos por malezas resistentes; suelos menos fértiles por la baja reposición de nutrientes; infraestructura deficiente sin trenes ni caminos rurales; presión fiscal con triple imposición; maquinaria agrícola envejecida; proteccionismo global; caída de la demanda china; estancamiento poblacional y menores precios internacionales”.
“Estas condiciones amenazan a los productores menos eficientes de todo el mundo. El gran riesgo es que hagan desaparecer a los productores argentinos, no por productividad, sino por las malas políticas agropecuarias y fiscales", agregó.

En ese contexto, comparó la situación argentina con la de Brasil, que en las últimas décadas implementó una estrategia sostenida de apoyo a su agroindustria. “Brasil pasó de producir 55 millones de toneladas en los ‘90 a más de 320 millones hoy. Aspiran a llegar a 500. Pasó de importar alimentos a ser el principal exportador mundial, liderando en casi todos los rubros que nosotros también producimos. Y lo más impresionante es que mantienen dos tercios de su tierra virgen", detalló.
“Nosotros, en cambio, estamos estancados hace más de una década. En ganadería, la diferencia es aún más dramática: ellos pasaron de 70 a más de 240 millones de cabezas. Nosotros, de 60 a apenas 50 millones”, explicó.
Destacó que el crecimiento brasileño fue posible por una visión de largo plazo y un vínculo fluido entre el agro y la política. “Sin dudas, este desarrollo tiene que ver con que los productores brasileños entendieron la importancia de trabajar con la política”, afirmó y citó como ejemplo el Instituto Pensar Agro (IPA), que asesora al bloque agropecuario del Congreso brasileño.
Zerboni subrayó que Maizar sigue ese camino, integrando el Comité Agrobioindustrial (ABI) junto con otras nueve instituciones y con la participación del Espacio Legislativo Interpartidario del Agro (ELIA), que reúne legisladores de 18 provincias argentinas. “Sabemos que el camino no es sin la política, ni contra la política, sino con la política. Nuestro compromiso con las políticas públicas es claro y concreto”, señaló.
Además resaltó el trabajo internacional articulado con otros países productores de maíz a través de Maizall, una alianza estratégica con EEUU. y Brasil, que representa el 50% de la producción y el 80% de las exportaciones globales de maíz. “A partir de junio, la Argentina presidirá Maizall, por medio de Manuel Ron. Le deseamos el mayor de los éxitos, tiene nuestro total respaldo”, anunció.
En el plano productivo, se refirió a los desafíos de la última campaña, en particular a los estragos de la chicharrita. “La campaña anterior hizo perder 11,5 millones de toneladas de maíz, por US$2000 millones. En tiempo récord, creamos la Red Nacional de Monitoreo de Dalbulus maidis, que logró construir información clave para su manejo. No volverá a sorprendernos”, prometió.
Transformación
También hizo foco en la necesidad de transformar el maíz en origen para superar la barrera de los altos costos logísticos. “Producir maíz en zonas alejadas de los puertos para exportación es inviable. La única alternativa rentable es agregar valor local, como hizo Brasil en Mato Grosso, a 2000 kilómetros del puerto”, remarcó. Y amplió: “Podemos transformar nuestros granos en proteínas animales, biocombustibles, alimentos y productos industriales”.

Hacia el final de sus palabras, valoró el rumbo del actual Gobierno. “Valoramos el compromiso en la búsqueda de la estabilidad económica, el control de la inflación y la disminución de la pobreza. Sabemos la situación compleja en la que recibió el país hace apenas un año y medio”, reconoció.
Sin embargo, reiteró que aún quedan reformas pendientes. “Debemos seguir con los cambios que quedan por hacer, como la reforma integral impositiva y laboral, con la eliminación de las retenciones (DEX) como cuestión prioritaria. Solo así el país podrá crecer, desarrollarse y competir globalmente”, sentenció.
Para cerrar, dejó un mensaje de aliento, pero también de urgencia. “Aprendimos de oportunidades perdidas. Hoy sabemos que la Argentina tiene el potencial y la resiliencia para ser protagonista. El tiempo de lamentarse terminó. Es hora de actuar y exigir reglas claras que liberen la fuerza de nuestro agro, energía y minería. Esta es nuestra ventana de oportunidad. Trabajemos juntos, porque la transformación es el único camino para construir la Argentina que merecemos”.
Desarrollo
Por su parte, Marcelo Mc Grech, presidente del Congreso Maizar 2025, luego de agradecer la confianza de la entidad de presidir este evento, habló del lema de este año que nació con un propósito claro de multiplicar el valor. “El valor del conocimiento, del trabajo, de la producción, de la transformación, de innovar, de consensuar y, sobre todo, el valor de pensar en grande”, remarcó.
“El maíz y el sorgo ya no son solo cultivos. Son vectores de cambio. Son motores de desarrollo. La llave para producir alimentos, energías renovables, insumos industriales. Para generar empleo de calidad, construir marcas, exportar con identidad. Y hacer lo que más necesitamos: arraigar talento en cada rincón del país y construir una Argentina más integrada, más sustentable y más competitiva”, agregó.

Después destacó el primer gran desafío que tuvieron, que fue el convocar a todas las voces: “Y lo logramos, voces que con conocimiento y experiencia despertaran nuestra inquietud exponiendo sobre nuestra matriz energética actual y cómo se proyecta. Los biocombustibles desde el punto de vista no solo de la industria, sino también de las petroleras, las automotrices y los gobiernos provinciales. Seguramente ya todos se cruzaron recién aquí con autos de calle y competición con motores que funcionan con biocombustibles. Y muchos más”.
En este contexto, indicó que el segundo desafío será elegir si seguir discutiendo lo obvio o el de construir acuerdos de verdad: “Porque si con toda esta inteligencia, esta diversidad, este ecosistema, no logramos sentarnos en la misma mesa, entonces el problema no es el contexto. El problema somos nosotros. Ya no alcanza con tener razón. Hace falta tener rumbo, un proyecto y audacia. Tenemos sobrados ejemplos de que se puede".
“La Argentina necesita con urgencia un mercado de capitales fuerte, profundo, confiable. Que, junto a los bancos, apalanque inversión real, de largo plazo. Que transforme toneladas en empleos, y territorio en desarrollo. Porque sin plantas, sin infraestructura, no hay proceso industrial. Y sin proceso industrial, el valor generado en el campo se diluye”, enfatizó.
En este escenario dijo que se necesita una visión común: campo, industria y Estado, juntos: “Un acuerdo estratégico, sostenido, que trascienda gobiernos. Una red es más fuerte que una cadena que equilibra fuerzas, que comparte riesgos, que multiplica oportunidades. Una red donde cada nodo entiende que solo no alcanza”.
Por último, detalló el tercer gran desafío que es “dejar de pensar con fórmulas viejas”. "¿Tenemos el coraje de imaginar lo que viene y planificar en consecuencia? La pirámide demográfica global muestra índices de crecimiento negativos ¿Estamos planteando escenarios donde sobren los alimentos? ¿Vamos a liderar el cambio de matriz energética? ¿Vamos a diferenciarnos o a seguir vendiendo commodities? ¿Tenemos estrategia para posicionar nuestros productos, para desarrollar marcas? ¿Sabemos contar nuestra historia al mundo? El desafío está planteado. El sueño está lanzado. La decisión, ahora, es de ustedes", finalizó.
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