Soichiro Honda tuvo una vida con muchos vaivenes marcada por momentos difíciles e inventos que surgieron de la necesidad; su recorrido desde ser expulsado de la escuela técnica hasta levantar un imperio
7 minutos de lectura'

Las mejores historias requieren que el personaje transite por un sendero de dificultad, que parezca que no tendrá escapatoria o solución y que en realidad todo esta perdido, pero en un impresionante giro de eventos logra recomponerse y volver con un contundente triunfo. La vida de Soichiro Honda, el fundador de la histórica marca japonesa, tranquilamente podría ser digna de libros o la pantalla grande.
En sus 85 años de vida transitó por dos guerras (la segunda sino–japonesa y la segunda Guerra Mundial) y un terremoto, que lo terminó golpeando de tal manera que se decidió a vender todo y comenzar a vender whisky, para un año más tarde volver a enfrentar la vida con un nuevo proyecto.
Soichiro nació en 1906 en Tenryū, un pequeño pueblo japonés a los pies del Monte Fuji. De madre tejedora y padre herrero, comenzó de chico a trabajar en el taller de reparación de bicicletas de la familia, una experiencia que le dio herramientas para años después refundar su vida.
Apasionado por los vehículos, siempre fue un creyente de aprender de primera mano todo sobre la ingeniería y los procesos que conlleva. Con ese objetivo se mudó a los 15 años a Tokio como aprendiz al taller mecánico Art Shokai, cuyos dueños, los hermanos Sakakibara, diseñaban coches de carreras durante la noche. Con el pasar de los años, Honda se convirtió en su piloto-mecánico, ayudando a diseñar y construir el Curtiss, un auto de carreras que en 1924 ganó el campeonato nacional.

Después de seis años trabajando como mecánico en la capital japonesa, regresó a su provincia natal. En ese entonces el Art Shokai se había convertido en un taller próspero y popular, por lo que decidió abrir delegaciones por todo el país. En esa expansión, Soichiro fue el escogido para abrir el taller de Hamamatsu, la ciudad más cercana a su pueblo.
Nunca fue un gran entusiasta de la educación convencional que no tenga un impacto práctico. “Si la teoría promoviera la creatividad todos los profesores habrían sido inventores”, solía decir. Sin embargo, tras varios años al mando de su propio taller, se dio cuenta que le faltaban ciertos conocimientos para hacer escalable su actividad e ingresó en la escuela técnica de Hamamatsu, donde al poco tiempo fue expulsado por negarse a hacer el examen. Él fundamentaba que estaba ahí por los conocimientos, no el diploma (a pesar de que se terminó recibiendo como ingeniero).
Cuando llegó a las tres décadas desde su natalicio tuvo su primera experiencia cercana con la muerte. Y como no podía ser de otra manera, fue arriba de un auto. En 1938 participó en un rally junto al río Tama, en Tokio, una carrera que casi le costó la vida, cuando, alcanzando los 120 km/h, metros antes de finalizar el trayecto, el auto de adelante clavó los frenos y se generó un brutal choque. Dio tres vueltas en el aire y salió con un brazo roto, el hombro dislocado y la cara dañada, pasando los siguientes tres meses en el hospital.
Sin embargo, no sería la única dificultad que le tocaría experimentar al creador japonés. Vivió dos conflictos bélicos casi simultáneos de magnitud: la segunda guerra sino–japonesa (1937–1945) y la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). En 1937 fundó la compañía Tokai Seiki, que se dedicaba a la fabricación de aros de pistón (su cliente principal era Toyota) lo que le permitió subsistir a duras penas durante las guerras.
A lo largo del conflicto bélico, la ciudad japonesa de Hamamatsu fue duramente bombardeada por los ejércitos estadounidenses, lo que generó que la fábrica de Soichiro quedara severamente afectada. Si la situación ya era desesperante y hacía difícil pensar en la posibilidad de una recuperación del negocio, un terremoto a comienzos de 1945 dejó la sede industrial totalmente en ruinas. Agotado y después de haber vivido ocho años en un país en guerra, Honda decidió no reconstruir la fábrica y vende el negocio a Toyota.
Tras duros años y experiencias fuertes vividas en ese período, decidió tomarse un año sabático. Utilizó parte de las ganancias de la venta para comprar un tanque de alcohol, instalarlo en su patio y pasarse las tardes haciendo whiskey casero para familiares y amigos.
Un año después vuelve al ruedo al fundar el Honda Technical Research Institute, con el foco principal motores para motocicletas. Fue en esta época donde Soichiro logró en la tragedia cultivar la genialidad. En un país destruido y en sufrimiento, la movilidad era un enorme desafío, ya que no había opciones accesibles para el ciudadano común. Tomando el motor de una pequeña radio militar, lo reconstruyó por completo y se lo endosó a una bicicleta, dando lugar a la primera “Honda”. El invento se popularizó bajo el nombre de “chu-chu” por el ruido que hacía y se vendieron 1500 unidades.
En 1947 se mejora la bicicleta motorizada, utilizando un motor diseñado por Honda que se fabricó en su primera cadena de montaje. De esta forma, la “chu-chu” dio lugar a la famosa A-Type. Un año después el inventor se asoció con Takeo Fujisawa y juntos crearon una nueva empresa: Honda Motor Company. Mientras que Soichiro se encargaba del desarrollo de productos, su compañero aportaba la inteligencia empresarial necesaria. Comenzaron con 34 empleados y un sueño común.

En 1949 nace la primera motocicleta completamente diseñada y desarrollada por Honda, que recibe el nombre “Dream D-type”. Solo seis años más tarde la empresa se convirtió en el mayor fabricante de motocicletas en Japón y en 1959 llegaron a los Estados Unidos.
El resto de este relato ya es historia conocida por todos. En 1962 comenzó a fabricar en Europa (en Bélgica) y un año después decidieron expandir la fabricación también a los autos y vehículos comerciales. En 1972 se lanzó pro primera vez el Civic como un auto compacto de tracción delantera ideal para la época; 10 generaciones y 24 millones de unidades vendidas después sigue manteniendo su presencia en varios mercados del mundo.

Al año siguiente, tras 25 años al frente de la empresa, los cofundadores Soichiro Honda y Takeo Fujisawa se jubilaron y pasaron a ocupar puestos de asesoramiento en el consejo de administración. Sin embargo, Soichiro permaneció atento a todos los movimientos de su empresa hasta su fallecimiento en 1991, dejando un recuerdo imborrable en la industria japonesa y el mundo de los autos, pero no sin antes darse el lujo de ver a Honda dominar la máxima competición de autos a nivel mundial: la Fórmula 1.
En 1988 los monoplazas de McLaren-Honda ganaron 15 de 16 carreras, con el equipo logrando el Campeonato de Constructores y el inigualable Ayrton Senna proclamándose Campeón del Mundo, con su compañero de equipo Alain Prost subcampeón.

Hoy en día la empresa de 87 años sigue liderando el mercado de motos (en 2014 consiguió superar la barrera de los 300 millones de motocicletas y scooters) y consolidó su posición en los autos (en 2016 la producción alcanzó las 100 millones de unidades). Tiene modelos históricos que hoy en día se siguen vendiendo como Civic, Accord, CR-V (siglas que significan Compact Recreational Vehicle y es el SUV más vendido del mundo) y el HR-V (High Riding Vehicle).
Como si fuese poco, otros hitos de la compañía fueron el lograr tener una marca de lujo independiente (Acura), fabricar robots humanoides y un avión (el HondaJet) con una autonomía de 2200 km y velocidad de punta de 782 km/h. Lejos quedó la época de la bicimotor “chu-chu”.
